Desde el regreso de la democracia, es uno de los tres mandatarios que más viajó al exterior y es el único al que el Congreso no le aprobó ninguna ley. Cambió de jefe de ministros antes de los 180 días y revirtió el déficit fiscal en los primeros dos meses.

Javier Milei es un presidente distinto, en cuestiones de forma y de fondo, y los datos de sus seis primeros meses de gobierno así lo reflejan. Llegó a la Casa Rosada sin un gobernador o un intendente de su misma fuerza; con amplia minoría en el Congreso, y sin estructura política y, aunque puede mostrar pocos triunfos económicos y ninguno legislativo, la gran victoria de esta primera etapa fue mantener una alta aceptación social y hacer crecer su figura como abanderado mundial del liberalismo libertario.

Suma en su haber estar entre los tres presidentes que más veces viajaron al exterior; ser el único al que a esta altura no le aprobaron una sola ley en el Congreso y el que primero atravesó una crisis interna que derivó en la renuncia de miembros de su gobierno, uno de ellos nada menos que su propio jefe de Gabinete. En total, dejó su cargo un funcionario de primera línea cada 15 días.

Pero también, es el Presidente que consiguió revertir el déficit fiscal en menos de 60 días; pese a que en gestiones anteriores parecía incontrolable, pudo mantener a raya el dólar blue (aunque en los últimos días comenzó a mostrar inestabilidades), y acumular más de US$8000 millones de reservas.

La inflación también marcó el pulso de los primeros meses de Milei en el sillón de Rivadavia. Tras alcanzar el 25,5% en diciembre y cerrar 2023 con un alza acumulada del 211,4% -la cifra más alta en las últimas tres décadas-, el sendero de la desaceleración lo inició el primer mes de 2024 y cerró abril (último dato disponible) en 8,8%, cuatro puntos porcentuales por debajo del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que había dejado la presidencia de Alberto Fernández.

Para algunos analistas, una de las razones principales del freno de la espiral inflacionaria se debe a la fuerte contracción del consumo, producto de una caída de la actividad económica del 5,3% solo en el primer trimestre del año. Para el Gobierno es resultado del éxito de una política que, entre otras variables, apuntó a la cero emisión.

Javier Milei, el presidente que busca posicionarse en el mundo como un referente liberal libertario

Los primeros meses de gestión de un presidente se los suele conocer como “la luna de miel de la política”. Se caracteriza por ser un período en el que la sociedad otorga tiempo al nuevo gobierno para que dé a conocer su plan, organice sus equipos y empiece a administrar.

A excepción de Alberto Fernández -atravesado por la cuarentena durante la pandemia de coronavirus- en los últimos mandatos los plazos se fueron acortando a menos de 90 días, pero con Milei esa regla también se quebró, atravesó seis meses de mandato y, hasta ahora, el encantamiento inicial no mostró su fecha de caducidad, más allá de algunas manifestaciones masivas por temas puntuales, como el financiamiento universitario.

En La Libertad Avanza creen que la clave está en dar lo que llaman “la batalla cultural” y el Presidente está dispuesto a hacerlo, dentro y afuera de la Argentina. Por eso, más allá de elegir cuidadosamente el destinatario de sus críticas en cada una de sus peleas, también no titubea a la hora de subirse a un avión para llevar por el mundo sus ideas de la libertad.

Así, con siete giras al exterior y el 17,5% de su presidencia fuera de la Argentina, Milei se ubicó entre los tres mandatarios que -desde el retorno de la democracia- más viajes realizaron en el primer semestre de mandato, junto con Néstor y Cristina Kirchner, con igual número de salidas por Ezeiza. Si se toma el cálculo en términos de días en los que Milei estuvo fuera del país -32- uno de estos primeros seis meses, a la Argentina la gobernó la vicepresidenta Victoria Villarruel.

El destino de sus viajes también fue distinto a los gobiernos anteriores. Desde Raúl Alfonsín hasta Alberto Fernández, los destinos preferidos para iniciar las giras al exterior fueron países de la región, pero de los siete que realizó Milei más de la mitad fue a Estados Unidos.

Sin embargo, en ninguna de las cuatro ocasiones en que arribó el país del norte se encontró con Joe Biden ni con funcionarios de la Casa Blanca. Recibió premios; visitó en dos oportunidades al magnate Elon Musk; se reunió con el expresidente Donald Trump y con Mark Zuckerberg, y disertó ante empresarios y estudiantes, pero no fue recibido oficialmente por el gobierno de Estados Unidos.

También viajó a Suiza, Israel, Italia, el Vaticano, España y El Salvador, varios destinos incluidos en una misma gira, ninguno regional. Apenas cumplidos los primeros seis meses, volverá a subirse a un avión, esta vez con destino Europa para la cumbre del G7 y recibir otro premio.

Los números dispares de una economía en busca de encarrilarse

Milei llegó a la Casa Rosada con la promesa de la dolarización, y con el plan de recortar el gasto, motosierra en mano. En la práctica, le sumó también la licuadora de ingresos. Como parte de su programa económico, reacomodar las principales variables era uno de sus objetivo más importantes y lo viene cumpliendo.

En el primer semestre de mandato llevó las reservas del Banco Central de los US$21.017 millones que la autoridad monetaria contabilizó al último día hábil de la gestión de Alberto Fernández, a los US$29.297 millones registrados al cierre de este viernes 7 de junio. Según analistas, las reservas netas siguen en terreno negativo.

Con pocas excepciones, el BCRA intervino en el mercado cambiario mayormente para comprar divisas, gracias a que, tras una brusca devaluación inicial, el dólar oficial escaló de manera sostenida y el dólar blue se mantuvo (a excepción de estas últimas dos semanas) sin fuertes sobresaltos, como sucedía en la gestión anterior.

La contracara fue que -como el propio Milei lo celebró en varias oportunidades- ese engrosamiento de las arcas del Banco Central implicó que muchas familias de clase media se desprendan de ahorros en dólares para pagar gastos corrientes. Pero a la vez, eso ayudó a mantener a raya la demanda del dólar blue y su cotización se mantuvo muy por debajo de lo que se proyectaba para esta altura del año.

En la lista de cambios en política monetaria de la era Milei se suma que el dólar blue, que cotizaba por encima del dólar tarjeta, con la devaluación del 13 de diciembre revirtió la tendencia y a lo largo de los seis meses se mantiene por debajo. Este viernes 7 de junio cerró a $1265, contra $1468,80 del oficial más Impuesto PAIS y anticipo de Ganancias.

Una inflación que el Gobierno prevé que rondó el 5% en mayo; cuatro meses de superávit fiscal; la sostenida acumulación de reservas, y una mayoritariamente estabilidad monetaria, contrastan con los datos negativos vinculados con cinco meses consecutivos de actividad económica en caída, que sumó una baja del 5,3% en el primer trimestre.

Nivel de actividad económica

En los 6 meses de gestión de Javier Milei acumula una caída de 3,3% y cayó un 5,3% en el 1er trimestre de 2024. En marzo se derrumbó un 8,4% respecto del mismo mes del año anterior.

Si se toma en cuenta la última cifra difundida por el Indec, solo en marzo, la actividad económica se derrumbó 8,4% interanual. Los analistas cercanos a Milei aseguran que en abril se llegó al piso y que desde entonces la economía empezó a crecer. Esto sería, la famosa recuperación en V.

Construcción, industria y comercio y servicios, vienen siendo los sectores más afectados; mientras que el agro y la minería, las grandes promesas para moderar el impacto general.

Industria

En los 6 meses de gestión de Javier Milei acumula una baja de un 12,9% y cayó un 15,4% en lo que va de 2024 respecto del mismo período del año anterior. En abril se derrumbó un 16,6% en comparación con el mismo mes de 2023

Construcción

En los 6 meses de gestión de Javier Milei acumula una baja de 41,2% y en lo que va del año cayó un 32% respecto del mismo período del año anterior. En abril se derrumbó 37,2% en comparación con el mismo mes de 2023

La pregunta que se hacen muchos economistas y la oposición, es cuánto pueden durar las variables de signo positivo en una economía que no para de caer. Milei y Caputo creen que llegaron para quedarse, porque “la recuperación ya comenzó” y, como en otras épocas no muy lejanas, miran con optimismo al segundo semestre.

Un gabinete en permanente revisión

Si la consigna es “equipo que gana, no se toca”, la falta de triunfos legislativos podría ser una de las explicaciones para los cambios en el Gabinete de Javier Milei, pero también hay otras razones igual de potentes.

El Presidente reconoció que todo su equipo está bajo revisión a partir del estancamiento en la sanción del nuevo proyecto de Ley Bases, pero en los hechos, las dificultades en el armado administrativo, desconfianzas, sospechas y denuncias aceleraron los tiempos para algunos funcionarios que ya fueron desplazados de sus cargos.

En los primeros seis meses de mandato, cada 15 días renunció al Gobierno un ministro, un funcionario con rango ministerial, el titular de una secretaría que en gestiones anteriores tenía rango de ministerio o un director de un organismo clave.

Las modificaciones trajeron aparejadas, además, cierres de ministerios cuyas estructuras fueron absorbidas por otras carteras, que sumaron poder, como en el caso de Interior, que pasó a formar parte de Gabinete.

Si se contabilizan todas las renuncias más allá de la relevancia del cargo, en la gestión de Milei hubo una cada cinco días. Las carteras conducidas por Sandra Pettovello, Luis Caputo y Guillermo Francos fueron las que más bajas sufrieron, pero son también las de mayor estructura dentro del organigrama del Estado nacional.

Los cambios se dieron a pocos días de iniciado el mandato fueron en la Secretaría de Medios, pero los primeros en salir eyectados fueron Flavia Royón, exsecretaria de Energía de Alberto Fernández, que se mantuvo como funcionaria cuando asumió Javier Milei, aunque pasó a ser secretaria de Minería, y Osvaldo Giordano, entonces titular de la Anses.

Ambos duraron 62 días en sus cargos y fueron desplazados luego del fracaso del primer proyecto de Ley Bases en la Cámara de Diputados. El Presidente culpó a los gobernadores, con quienes decía tener un acuerdo, entre ellos al salteño, Gustavo Sáenz, a quien responde Royón, y al cordobés, Martín Llaryora, cercano a Giordano.

Sin embargo, el primer golpe al corazón del Gabinete fue la renuncia del entonces ministro de Infraestructura. Guillermo Ferraro duró 78 días en su cargo y luego de ser desplazado, el área dejó de ser ministerio y todas sus dependencias pasaron bajo la órbita del Palacio de Hacienda.

Una mala relación con el entonces jefe de Gabinete, Nicolás Posse y cruces por nombramientos en áreas clave detonaron con una filtración a la prensa, que enojó al Presidente.

Les siguieron otras renuncias de funcionarios de primera línea, -como la de la extitular de Aduana, Rosana Lodovico; del exsecretario de Trabajo, Omar Yasín, y de su par de Vivienda, Héctor Lostri- hasta que la salida de Posse -a 169 días de mandato- hizo temblar el Gabinete.

Los primeros golpes al corazón del equipo de Javier Milei fueron las salidas de Guillermo Ferraro y Nicolás Posse, que junto a Guillermo Francos y Sebastián Pareja habían trabajado a la par de Karina Milei en la fiscalización de LLA en las elecciones (Foto: LLA).

La interna del jefe de ministros con Karina Milei lo dejó afuera del Gobierno y a la Argentina sin Ministerio del Interior por primera vez en su historia.

En lo que parece una carrera por romper todos los récord, Javier Milei también se convirtió en el único mandatario nacional que cambió su jefe de Gabinete antes de cerrar su primer semestre de gestión.

Con el salto de Guillermo Francos a la Jefatura de Ministros, Interior quedó bajo su órbita, como vicejefatura con rango de ministerio, pero también fue descabezada la cúpula de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y Silvestre Sívori -hombre de Posse- desplazado de su cargo.

Y cuando todo prometía volver a una tensa calma, estalló el escándalo por los alimentos próximos a vencer, almacenados en dos galpones del Ministerio de Capital Humano. El fusible fue el secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Pablo de la Torre, que se fue del Gobierno con gran parte de su equipo, y la sangría parece lejos de terminar.

Seis meses de mandato, minoría parlamentaria y ninguna ley

Pese al amplio respaldo popular, Milei enfrenta en el Congreso una batalla difícil. Aun con los votos a favor del PRO (37 diputados y seis senadores), La Libertad Avanza (38 diputados y siete senadores) está en amplia minoría. Solo en la Cámara de Diputados, Unión por la Patria le saca ventaja, cuenta con 99 legisladores, y en la Cámara alta, con 33 senadores.

Sin embargo, a ninguna de las dos fuerzas políticas les alcanza por sí solas para aprobar o rechazar proyectos y necesitan de alianzas políticas. Los peronistas son hábiles negociadores, pero el miedo de otros bloques a quedar pegados con el kirchnerismo les viene jugando en contra. Para LLA todo es aprendizaje.

La derrota del primer proyecto de Ley Bases enseñó al oficialismo el poder de la negociación, pero también dejó al descubierto con quiénes es más productivo sentarse a hablar y los gobernadores dialoguistas vienen ganando la pulseada. Guillermo Francos se convirtió en el as de espadas para abrir canales de diálogo.

El período de ensayo y error le dio a Milei otro récord. Desde el retorno de la democracia es el único presidente que no logró que el Congreso le aprobara ni una ley en sus primeros seis meses de mandato. Incluso Alberto Fernández, con un Parlamento varios días cerrado por la pandemia, pudo avanzar con cinco de sus iniciativas.

Pero el libertario tardó 141 días en obtener la media sanción de la Ley Bases, con idas, venidas, rechazos, nuevos textos, podas y cambios. La oposición, unida, en menos de una semana dio el mismo resultado a una nueva fórmula de movilidad jubilatoria. Ambas iniciativas las deberá debatir ahora el Senado y Milei se encamina a tener su primera ley aprobada en el segundo semestre de su mandato.

Fuente: TN