Expectativa del gobierno de Milei por el resultado de las elecciones norteamericanas del 5 de noviembre.
El paso por Washington le permitió al ministro de Economía, Luis Caputo, tomar el pulso de lo ajustada que vienen las elecciones en los Estados Unidos, donde Donald Trump y Kamala Harris compiten cabeza a cabeza para lograr los electores de estados clave como Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.
Para la Argentina, esos comicios adquieren relevancia clave no solo por lo que significa Estados Unidos para el alineamiento adoptado por Javier Milei con el bloque occidental, sino también por un hecho bien práctico.
Se trata de la definición del nuevo gobierno en la primera potencia mundial, que tiene la principal participación en el directorio del FMI. Sin el visto bueno de Estados Unidos, el Fondo Monetario no puede tomar decisiones de importancia.
Así fue cuando el organismo multilateral decidió darle una suma multimillonaria de US$ 54.000 millones a la Argentina durante el gobierno de Mauricio Macri en 2018, para evitar una cesación de pagos. Fue el préstamo más grande de la historia del Fondo.
El entonces gobierno de Trump fue determinante para liberar semejante suma, a tal punto que durante una cumbre realizada en Washington en la que participó Macri, el republicano se hizo eco de la política argentina y arriesgó: “Ahora sí, no vuelven más”, en alusión a que el kirchnerismo no volvería al poder tras semejante respaldo, lo cual fue celebrado en su momento por el presidente argentino. El pronóstico no se cumplió.
El encuentro con fondos de inversión y empresarios norteamericanos le permitió también a Caputo comprender que en este momento la Argentina está totalmente fuera del radar porque los dueños del dinero están mirando qué pasará con la inflación y la tasa de interés en un futuro gobierno de Trump o Harris.
La mirada que tienen en Estados Unidos es que una administración republicana podría preocuparse menos por el costo de vida que una demócrata, y que el republicano cerraría más la economía.
Ante ese escenario, Caputo se terminó de convencer de que había que hacer “de la necesidad, virtud”, y admitió que el acuerdo con el Fondo pasa para el año próximo -el nuevo gobierno norteamericano asume en enero-, y que habrá que apelar a un préstamo de bancos internacionales para afrontar los vencimientos de deuda que la Argentina deberá pagar a principios del 2025, por unos u$s 5.000 millones.
Caputo confirmó que la Argentina consiguió un préstamo de casi tres años con bancos privados, en formato REPO, para afrontar el pago de capital de deuda a bonistas en enero. Y adelantó que “si las tasas de interés lo permiten”, buscará volver a los mercados internacionales de crédito para refinanciar el vencimiento de Julio. El riesgo país perforó los 1.000 puntos por primera vez en cinco años.
El ministro dijo que la mayor parte de las obligaciones de deuda de Argentina en 2025 vencen en enero y junio, y que son casi 5.000 millones de dólares en intereses y pagos de capital a los tenedores de bonos en ambos meses.
Para enero, el Gobierno ya ha depositado efectivo en el Banco de Nueva York para pagar los intereses y conseguido un acuerdo de recompra de casi tres años con los bancos para pagar el capital.
Si bien Caputo no abordó el tema por ahora, en el mercado confirman que el FMI preferiría que la Argentina empiece a pensar en un tipo de cambio "más flexible", la unificación cambiaria y la salida del cepo. “Si me dan la plata levanto el cepo hoy mismo”, dijo Milei.
Banqueros, abogados y lobbistas seguían con atención sus palabras, ya que el mundo de las finanzas se sigue preguntando si la Argentina tiene chances de abandonar su condición de “defaulteador serial”.
Para dar señales de tranquilidad, el ministro de Economía destacó que la Argentina ya está en “equilibrio fiscal” y disipó cualquier duda sobre los pagos de deuda del año próximo.
Por lo pronto, Caputo ya se aseguró regresar de Washington con la confirmación de que el Banco Interamericano de Desarrollo liberará en los próximos meses unos u$s 2.000 millones para la Argentina.
Por ahora, ni la Argentina ni el FMI parecen querer acelerar un nuevo acuerdo, mientras intercambian elogios.
En el Fondo dicen estar sorprendidos gratamente por la profundidad del ajuste fiscal que ha logrado el gobierno de Milei en menos de un año, y también por la velocidad a la que se acomodaron las cuentas públicas y se frenó la inflación.
Por su parte, Caputo elogia a la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, y dice que es “la mejor jefa del FMI de la historia”.
En este escenario, habrá que ver si el mercado coincide con Milei y Caputo en que la Argentina puede crecer en el 2025 aún si se mantiene el cepo cambiario.
Las proyecciones arrojan una mejora del Producto Bruto del 5% para el año próximo.
En buena medida, eso será posible porque este año terminará con indicadores muy flojos, y en la comparación interanual será más sencillo que aparezcan las subas.
Pero la Argentina continúa teniendo debilidades en su economía y persisten las dudas sobre si Milei tendrá las espaldas políticas necesarias para implementar a fondo su modelo, que incluye un fortísimo ajuste del gasto público, que pretende sea replicado por las provincias.
De lograrlo, sería una experiencia inédita en un país que ha ido de default en default y donde la deuda externa no ha hecho más que multiplicarse.