En qué consiste la estrategia del Palacio de Hacienda para reducir la brecha cambiaria. Una jugada arriesgada que el Gobierno comenzó a delinear en los últimos días acapara las miradas de inversores.
El Gobierno inicia hoy la segunda parte de su plan de reducción de la brecha cambiaria y control de la política monetaria, al iniciar el proceso de “dolarización endógena”. Esto es, que los argentinos y residentes comiencen a liquidar divisas para sostener el nivel de gastos, ante una contracción casi total de los pesos emitidos por el sector público.
Ante el sostenimiento de la base monetaria, en teoría, comenzaría la liquidación de dólares en posesión de activos financieros; y la consecuente caída en el valor de la divisa. Nadie lo dirá públicamente, pero desde el sector público se espera que hacia delante el dólar se estacione en la brecha de los 1.200 y 1.300 pesos, teniendo en cuenta únicamente el nivel de cotización de los dos dólares financieros: el MEP y el contado con liqui (CCL).
En el caso del dólar blue, directamente, el Ministerio de Economía ignora su evolución, cotización y análisis. Para el oficialismo, la única brecha importante a reducir es la de los financieros, teniendo en cuenta que es en el CCL donde espera la venta de divisas adquiridas en el dólar oficial. Política que hoy cumplirá su primera semana de vida, sin mayores precisiones sobre su aplicación.
La idea de la “dolarización endógena” (que los dólares que están fuera del sistema ingresen, y no al revés), fue presentada con realismo por el propio Luis “Toto” Caputo, con la ya histórica frase recomendando “vender dólares para pagar impuestos”. En realidad, lo que quiso decir el ministro de Economía es que la moneda local se va a fortalecer durante el transcurrir el semestre, y la conveniencia sería que los dólares estancados sirvan para atender gastos y costos locales, sin perder posiciones financieras en moneda doméstica.
La estrategia se cruza con la puesta en marcha del blanqueo de capitales, que en una semana (desde agosto) estará plenamente en vigencia y con las cuentas de depósito 100% habilitadas. Como la primera y más barata etapa para los blanqueantes será la que termina el 30 de septiembre, se supone que los que ya están decididos a reconocer dinero no declarado aprovecharán que el monto superior a los 100.000 dólares sólo pagará el 5%. Por debajo de ese dinero, no se deberá tributar nada.
El fenómeno que provocaría este movimiento es que el sistema financiero local tendría que mostrar un incremento en la cantidad de depósitos en divisas, lo que le permitiría a los contribuyentes locales poder utilizarlos para enfrentar costos locales. Serían parte de los dólares que, según Caputo, podrían utilizarse para solventar gastos locales. Lo que favorecería ese movimiento es que los activos en pesos no se modifiquen, sumando divisas no declaradas. Se verá.