Delegados argentinos asistieron y aprovecharon para retomar contactos con Naval Group por la posible compra de unidades Scorpene de submarinos.

La Armada de Brasil lleva a cabo este miércoles la ceremonia Prosub25 de entrega e incorporación a la flota del nuevo submarino Tonelero (S-42), el tercero de la serie de propulsión convencional (diesel-eléctrico), clase Riachuelo (Scorpene, la versión original francesa). El ministro de Defensa Luis Petri envió en su representación a Marcelo Rozas Garay, secretario de Estrategia y Asuntos Militares junto al almirante Carlos Allievi, titular de la Armada Argentina.
Petri se reserva para sí dos hitos antes de dejar el ministerio, la presentación de los blindados Stryker adquiridos a los Estados Unidos para el Ejército Argentino y la incorporación de los cazas F-16 para la Fuerza Aérea, ceremonias que se cumplirán, en la primera semana de diciembre. El acto de la marina brasileña en el astillero de Itaguaí consiste en la presentación de los sistemas de armas del S-42 Tonelero y luego el bautismo y botadura del S-43 Almirante Karam, la cuarta unidad desarrollada y construida bajo el Prosub.
Este programa de industria naval orientada a la fabricación de submarinos en colaboración con Francia tiene como objetivo construir submarinos avanzados con propulsión diesel-eléctrica y nuclear. Prosub se inició en 2008 durante el anterior mandato de Lula como resultado de la Estrategia Nacional de Defensa de Brasil, es una asociación con Naval Group astillero estatal francés en el que participa la contratista privada Thales con un 35 por ciento.
Hasta el momento hay tres submarinos ya completados, Riachuelo (S-40), Humaitá (S-41) operativos, y el reciente incorporado Tonelero (S-42), un cuarto puesto a flote y en proceso de terminación: Almirante Karam (S-43). El acuerdo con Naval Group prevé la construcción de un quinto sumergible, pero con propulsión nuclear, que se llamará Álvaro Alberto (SN-BR). El Álvaro Alberto es clave en la estrategia de largo plazo de la marina brasileña que aspira a sumar hasta seis submarinos de propulsión nuclear al término de 2047.
La visita protocolar de Rozas Garay y Allievi, y el tímido avance en proyecto submarino
La presencia de Rozas Garay y el almirante Allievi más allá del protocolo es un primer paso tras las declaraciones que hizo el presidente Javier Milei a principios de noviembre ante el medio francés Public Sénat sobre negociaciones para adquirir submarinos y patrulleros marítimos a Francia. Ambos aprovecharán el acto para intercambiar pareceres con las autoridades de Naval Group presentes y sus pares de la marina en torno al tema submarinos.
Ya hubo intercambios previos (carta de intención) entre Petri y su par francés Sébastien Lercornu en 2024, que ahora es el primer ministro de Francia, con el objetivo de incorporar 3 submarinos de la clase Scorpene a la Armada fabricados por Naval Group. El gobierno brasileño sostiene que su flota de submarinos es necesaria para defender los casi 7.500 kilómetros de costa de Brasil y las aguas del Atlántico, donde el país está desarrollando yacimientos de petróleo en alta mar.
Argentina tiene cerca de 5.000 kilómetros de extensión de costa marítima que es aún mayor si se tiene en cuenta la proyección antártica y las islas subantárticas, además de las aguas del Atlántico sur, escenarios que demandan urgencia en la recuperación de la capacidad submarina.
La Armada no tienen ningún submarino operativo. Hay dos unidades inactivas: el ARA Santa Cruz está en los talleres de Tandanor, pero sin posibilidad de recuperación y el ARA Salta, amarrado en Mar del Plata y sólo se utiliza para adiestramiento. El astillero francés Naval Group ofrece la construcción de tres submarinos, más un simulador de inmersión y los cursos de entrenamiento por alrededor de 2.200 millones de euros.
La cantidad mínima de tres responde a una lógica de rotación de dos submarinos en servicio permanente mientras el tercero está en mantenimiento. Todos se fabricarían en instalaciones francesas. El programa abarcaría unos diez años. Se haría de la misma manera que la adquisición de los 4 OPV recibidos por la marina, una operación entre los gobiernos de Argentina y Francia con financiación de bancos franceses.
La negociación por los OPV arrancó durante la gestión Macri pero los navíos comenzaron a arribar al país en la administración de Cristina Kirchner. Este asunto; quién capitaliza el rédito político del corte de cintas a nuevas unidades suele obstaculizar proyectos de largo plazo como lo es la construcción de submarinos, un proceso que puede atravesar varios periodos de gobierno.
Una ventaja de la oferta francesa es que Brasil y Chile cuentan con submarinos de la clase Scorpene y hay cierta garantía en disponer de apoyo logístico regional en capacitación y empleo de las unidades sostenido por el intercambio de personal y maniobras combinadas con las marinas de los dos países.
Tras el naufragio del ARA San Juan en 2017 el país se quedó sin capacidad submarina y los submarinistas argentinos mantienen su adiestramiento gracias a la Marina de Guerra del Perú que ofrece sus naves en programas de intercambio.
