Una falta flagrante elevó la temperatura del choque que terminó ganando Houston Rockets por 127 a 117 a Chicago Bulls.

El crédito empieza a acabarse para aquellos equipos que navegan de mitad de tabla para abajo en cada una de las conferencias, porque queda menos de un mes para el inicio de la postemporada, y cada juego toma vital importancia para meterse a playoff, clasificar a Play-In, o que el año termine tras los 82 encuentros de la temporada regular de la NBA.

Houston Rockets, que marcha 11° en la conferencia Oeste, ganó un duelo fundamental a Chicago Bulls por 127 a 117, pero que tuvo todos los condimentos y terminó con dos expulsados (uno por bando). Los protagonistas de la pelea de la noche fueron DeMar DeRozan (Bulls) y Dillon Brooks (Rockets), luego de que DeRozan cometiera una fuerte falta sobre Jalen Green, que quedó tendido en el parqué. El alero canadiense fue a recriminarle a su rival por esa acción, intercambiaron algunas palabras y empujones, que derivaron en caída de algunos que se metieron a separar.

Tras calmarse las aguas, los árbitros del partido decidieron expulsar al jugador de Chicago por considerar que fue una falta flagrante de grado 2, y Brooks por haber agravado la situación (recibió una falta técnica)

La opinión de los entrenadores

Ime Udoka, head coach de Houston, habló al respecto. "Me gustaría que no lo hubieran expulsado, pero sí me gusta que haya salido a defender a su compañero. Él simplemente se acercó y no dijo nada del otro mundo, pero parece que las reglas dicen que hay que expulsar a quien instiga la trifulca a pesar de la agresión de DeRozan"

Billy Donovan, entrenador de los Bulls, también hizo mención al penoso suceso. "No creo que DeMar tuviera la intención de cometer una flagrante de tipo 2. Claramente hizo falta y claramente era una flagrante, pero dudo que su intención fuera esa. De hecho me sorprendió que se señalara como de tipo 2 y que fuera expulsado", cerró.