En diálogo con Infobae, el gobernador de Catamarca afirmó que la sociedad acepta la caída del salario en pos de una mejora de la macroeconomía. “Esperan que la política se ponga de acuerdo”, sostuvo
Las iniciales de su nombre y apellido están bordadas, en color celeste, en el corazón de su camisa blanca. Lleva zapatillas negras y traje azul. Se siente más cómodo que con los zapatos de suela de madera. Afuera de la Casa de Catamarca en Buenos Aires llueve sin parar, como todos los últimos días. Adentro, una potente luz blanca irradia cada pasillo. Un grupo de chinos salen de las instalaciones, paraguas en mano, a la calle Córdoba. Se van con una sonrisa inusual. El gobernador catamarqueño, Raúl Jalil, abre las puertas de su oficina.
En la última elección provincial Jalil obtuvo su reelección con el 53% de los votos. Es, en este tiempo convulsionado de la política nacional, uno de los gobernadores de la oposición que advierten sobre la necesidad, y la responsabilidad, de generar acuerdos con el gobierno de Javier Milei. Más allá de los insultos, las chicanas, las acusaciones y el destrato.
En diálogo con Infobae, el Gobernador aseguró que el peronismo debe avanzar en una renovación dirigencial y de políticas de Estado; le pidió al Presidente abrir las puertas a un consenso con sindicalistas y movimientos sociales, y afirmó que la sociedad reclama un acuerdo de la clase política para estabilizar la economía. Y que, en base a esa necesidad y convicción, están tolerando el fuerte ajuste del gobierno libertario.
-El país viene de un proceso muy complejo de lo que significa la macroeconomía: el déficit fiscal, la emisión monetaria y el desempleo. Se han cumplido algunos objetivos, pero hubiese sido mejor que se cumplan con más acuerdo político. Por otro lado, la sociedad está esperando el diálogo de la clase política. No se cuál es el motivo, pero es un objetivo que no se cumplió en los 100 días. Siempre cuando hay conflicto todos tenemos parte de razón. Es una materia pendiente construir una Argentina con diálogo. Los países que salieron de estas crisis económicas, salieron con un acuerdo político entre empresarios, sindicatos y gobierno, entre los que gobiernan y los que están en oposición.
-El Presidente no habló con los sindicatos ni con los movimientos sociales. Con los gobernadores habló muy poco. ¿No es difícil pensar en un consenso amplio, al nivel que usted lo plantea, en este contexto?
-Fui diputado provincial, intendente durante ocho años y dos veces gobernador. No se enseña a ser diputado, intendente o gobernador. Es una materia pendiente de la Argentina. Otros países tienen universidades especializadas para aquellos que quieren estar en la función pública. Todo es un camino y un aprendizaje. Soy optimista en que vamos a encontrar puntos de acuerdo en el pacto del 25 de mayo. No nos podemos poner de acuerdo en todo, pero sí en muchos puntos que son fundamentales para que la Argentina estabilice la macroeconomía, que es lo que la gente está pidiendo hoy.
- ¿En dónde cree que está el error por el cual no se generan esos acuerdos políticos?
-Uno hace política y tiene que acordar. Cuando uno piensa en acordar, no significa que debe tener razón en todo. Hay que escuchar a la gente. Lo que hago en mi caso, en este momento tan delicado de la economía argentina, es salir a todos los departamentos con todos los ministros. La virtualidad no puede suplir el contacto directo. Hay que ir a escuchar casa por casa. Este también es un momento complicado a nivel internacional.
-¿En qué sentido?
-Estamos en la Tercera Guerra Mundial. China tiene sus problemas económicos. Hay una geopolítica que se ha acelerado después de la pandemia. En Argentina tenemos un presidente que ingresó a los BRICS y otro que se fue. No estamos en condiciones de dejar de trabajar o comercializar con ningún país. En la provincia tenemos inversiones de capitales americanos, australianos, europeos, chinos, hindúes y argentinos. Los países que son potencia mundial no dejan de tener relaciones con todos los países.
-Vuelvo a los claros y oscuros. ¿Qué le destaca a la gestión de Milei en estos 100 días?
-En la macroeconomía, con sus dificultades, están llevando a cabo una regulación de lo que significa la licuación de activos. Están llevando adelante un plan bastante exigente y la gente lo está apoyando. La gente quiere que bajemos la inflación y acompaña las medidas que tomó. Cómo tener menos emisión. Es una gran virtud que no hay que desaprovechar. El gobierno de Macri tuvo una gran oportunidad internacional, el mundo lo quería ayudar. Algunos gobernadores acompañaron en muchas leyes. Hubo un período de aprendizaje del manejo de las cuentas públicas. También les dio a algunas provincias más recursos de lo que debía y no manejó bien el déficit fiscal. No hay que desaprovechar este momento histórico que tiene la Argentina. Cuando le preguntas a un ciudadano común si está dispuesto a sacrificarse para bajar la inflación, que es el impuesto a la pobreza, la gente te dice que sí. Si a ese trabajo que se está realizando se le aporta diálogo y acuerdo político, las posibilidades de éxito del plan económico son mayores.
-¿Cuál es el margen de acción que ve para que la gente tolere este ajuste severo y el aumento de precios?
-Hay algunas circunstancias que van a ser buenas. La cosecha no va a ser lo que se dice, pero va a ser mejor que la del año pasado. La minería sigue creciendo. El gas y el petróleo también. El mundo necesita de los recursos naturales que tiene la Argentina y que le pertenecen a las provincias. También necesita de la seguridad alimentaria que este país le puede dar. Las oportunidades están. Así como el mundo quiso ayudar al gobierno de Macri, Alberto tuvo problemas como el Covid-19, la sequía y la circunstancias políticas internas, que fueron complejas, hoy el gobierno de Milei tiene una gran oportunidad porque la gente común está dispuesta a seguir sacrificando lo que significa la caída del salario real en pos de mejorar la macroeconomía.
¿Cuál es la factura que le pasó la gente al peronismo, por la que no lo apoyó en las elecciones presidenciales del año pasado? ¿Hubo incapacidad para resolver el aumento de la inflación y eso impactó de lleno en el humor social?
-Soy una persona que hago del diálogo un culto. El diálogo y la tolerancia es lo que uno debe tener para ejercer la política. A nosotros nos faltó tolerancia entre los actores principales. Cuando la discusión pasa a ser pública, pasa a ser un problema de todos. Cuando la discusión es privada, vemos la forma de solucionarla. Lo que más le molestó a la gente fue la intolerancia que tuvieron los dirigentes de nuestro espacio político. Ahora pasa también en el espacio de Milei.
-La famosa interna del peronismo, que fue destructiva para el gobierno anterior
-La interna, que es normal, porque cada uno tiene sus pretensiones políticas, se tiene que dar cuando se llama a la elección.
-¿La interna pesó en la decisión de la gente?
-Es lo que más pesó. La inflación tiene dos componentes. Un componente cultural, que es una batalla que sería más fácil de llevar adelante si hay más apoyo político, y un componente económico importante, donde entran en juego los precios relativos y la emisión monetaria. En el tema político la gente mira cuando hay conflicto. Es como una familia muy grande. Los hijos, los primos, los tíos, todos miran cuando se inicia el conflicto. Y eso genera inestabilidad. Yo aprendí a ser intendente y gobernador. Sigo hablando con ex gobernadores. Uno siempre saca de la experiencia que han tenido, la prudencia para gobernar.
-¿Se equivoca Milei al no construir vínculo con los gobernadores?
-Es una decisión del Presidente. Es importante que hable con los gobernadores, como yo lo hago con los intendentes de distintos partidos políticos. También es importante salir de la virtualidad. Es una parte del sistema en una nueva era de la humanidad. No hay como las relaciones humanas directas. La virtualidad te puede ayudar a ganar una elección, pero otra cosa es gestionar. Hay que escuchar y estar.
- Milei ganó con un fuerte apoyo popular y en los primeros meses agredió al sistema político en su conjunto. La agresión al gobernador de Chubut expuso un alto nivel de intolerancia. ¿Cómo lo afectó a usted en su rol de gobernador?
-Yo siento como si me lo hubiera hecho a mí. Si se lo hace a algún gobernador, como el caso de Chubut, es como si me lo hubiese hecho a mí en forma personal. Creo que Milei está pasando un período de aprendizaje. Soy optimista. El camino es el diálogo. El obispo de mi provincia me decía que unos vecinos le pidieron que invite al Presidente a la celebración de la Virgen del Valle y que le envió una carta. Es importante hacer lo que la gente quiere y la gente quiere ver al presidente y dialogar.
-¿Espera que revea la situación y se preste a construir un vínculo más estable con los gobernadores y legisladores?
-A veces hablan de la política tradicional o no tradicional. La política es siempre la misma. Es un tema de relaciones humanas. Hay una oportunidad histórica que es que la gente quiere que la política se ponga de acuerdo para estabilizar la macroeconomía. En ese sentido, es importante que el que está conduciendo al país escuche a la gente. Si me decís si quiero una obra o que baje la inflación, pido que baje la inflación. Porque yo puedo gobernar mejor. La inflación rompe el contrato social con la gente. La gente está esperando, con muchas ganas, que la política se ponga de acuerdo.
-En la agenda de los gobernadores está el problema de la coparticipación, una discusión que permanece en el tiempo. ¿Cuál es la postura de los mandatarios respecto a la recuperación de los fondos perdidos por la eliminación del Impuesto a las Ganancias?
-Firmamos un pacto en Salta, en el que acompañamos la eliminación de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias. Nos daban para subsanar esos fondos, parte del Impuesto País y parte del Impuesto al Cheque. Eso no salió. Hay una mala interpretación de lo que significa la ley de coparticipación. La coparticipación son recursos provinciales que la provincia le da la potestad a la nación para poder administrarlo. No es al revés. No es que la Nación nos da a nosotros. Tiene un principio solidario. ¿Quién administró mejor en el último tiempo? ¿Las provincias o la nación? Está claro que la nación administró mal. Por eso tenemos esta frustración con la macroeconomía.
-Es decir que, además de las malas decisiones, falta claridad para llevar adelante una política estatal que atraviese los gobiernos
-La política internacional no está clara. Estábamos en los BRICS y ahora no estamos. La independencia del Banco Central tampoco está clara. Un gobierno dice que va a emitir y otro que no. La gente está esperando que los políticos nos pongamos de acuerdo. La nación ha tenido una pésima administración y por eso estamos en el punto que estamos. Siempre estamos discutiendo lo mismo. Hay cosas de la macroeconomía que van a tener éxito si la política se pone de acuerdo. Los gobernadores sabemos que no podemos gastar más de lo que nos entra. Es lo que tiene que hacer el país. Debe ordenar sus cuentas públicas. Estamos haciendo un esfuerzo, que es lo que espera la gente. Si tuviéramos más acuerdo político con los sindicatos, movimientos sociales y los gobernadores que quieren acompañar, que son muchos, sería un camino más fácil para lograr los objetivos.
-¿El bloque de gobernadores peronistas está divido entre los que buscan mayor consenso con el Gobierno y los que son más duros, y confrontan con más facilidad? ¿Esa es la foto de la realidad?
-Como dirían mis padres, todos los hijos somos distintos. Hay gente que es menos tolerante, gente que cree en el diálogo, gente que cree que nos van a convocar y que la convocatoria es seria. Todos tenemos nuestra forma de ser. Yo no he demandado al estado nacional porque entiendo que no es el camino. Ni tampoco voy a las redes sociales. En algún punto tendremos que acordar algunas políticas de estado. Pero no se puede buscar consenso si se está agrediendo. No todos somos lo mismo. Hay que salir de la cultura de la polémica e ir a la cultura del diálogo. Milei tiene una gran oportunidad como la tuvo Macri en su momento, que es que la gente está esperando y tolerando que nos pongamos de acuerdo. Alberto tuvo una situación más difícil respecto al contexto, le tocó otro tiempo.
-¿Es un acto de irresponsabilidad llamar a una rebelión fiscal, como hicieron el Presidente y el diputado José Luis Espert, luego del aumento de impuestos de Axel Kicillof?
-No pueden llamar a una rebelión fiscal. Estudié en la misma facultad de Milei. Tenía un profesor que me decía: “El impuesto es lo que se paga para vivir en una sociedad civilizada”. También la gente tiene que prepararse para el sacrificio. Tenemos un problema de dólares. Si a la gente se le explica bien los problemas y las necesidades, se pueden lograr objetivos en común. Veo que como sociedad no tenemos objetivos comunes, y así va a ser muy difícil salir adelante.
-En estos tres meses hubo una muy buena relación entre todos los gobernadores del país, más allá de las diferencias políticas e ideológicas. ¿Qué cambió en la relación respecto a la de los últimos años?
-Este es mi segundo mandato. Hubo una renovación importante en esta camada de gobernadores. El Presidente no tiene ningún gobernador de su partido político. Milei no termina de entender que la misma gente que nos votó a nosotros, lo votaron a él. En Catamarca sacamos el 55%. En la categoría presidencial tuvimos un porcentaje importante que nos votó a nosotros y a Milei. Lo que sucede también es que estamos con los mismos problemas. Todos los países que iniciaron un cambio tan grande de paradigma, como el que se está planteando ahora y que la gente está tolerando, requiere de un anclaje político con los sindicatos, gobernadores e intendentes.
-¿En qué situación ve al peronismo en la actualidad? ¿Dónde quedó parado después de la dura derrota electoral?
-Algunos hacen autocrítica, otros no. Algunos piensan que hay cosas que hemos hecho bien, otro no. El peronismo necesita una autocrítica sin tirar a nadie por la ventana. Necesita un recambio dirigencial y de algunas políticas de Estado. Hemos perdido en lugares donde antes ganábamos. Ese es un mensaje de la sociedad hacia nuestras políticas de Estado. Algunas de ellas tenemos que cambiar si queremos volver a ser una opción para la sociedad. Y tenemos que ser prudentes. Yo creo, lo he dicho públicamente y he tenido mi costo político dentro de mi espacio por hacerlo, que hay cosas que se deben acordar con el Gobierno. Eso es lo que la gente está esperando.
-Un grupo de gobernadores, entre los que estaba usted, le pidió a Guillermo Francos lograr acuerdos previos a las leyes que se tienen que tratar en el Congreso
-Le propusimos la posibilidad de llegar a un acuerdo antes de enviar las leyes. Perderíamos menos tiempo. Pueden ordenar las cuentas públicas, pero deben pensar en el crecimiento económico. Y se lo hace con políticas serias. Una buena ley de inversión y de blanqueo. Hay que hablar del tema del empleo con los sindicatos. Hay que discutir una reforma laboral de fondo con algunos sindicalistas. La política internacional la tenemos que discutir. La Argentina tiene que definir su lugar el mundo. Nuestro país no está en condiciones de pensar al mundo como si fuéramos dos o tres países distintos. Debemos tener políticas comunes con nuestros países vecinos. En Chile pasaron distintos partidos políticos por el gobierno y a nadie se le ocurrió romper relaciones con Estados Unidos y Europa. La política internacional es uno de los principales problemas que hoy tiene la Argentina.
-Hablaba de la renovación dirigencial en el peronismo…
-La renovación de ideas y dirigencial no implica tirar a alguien por la ventana. Tenemos que estar todos. En algún punto perdimos los jóvenes y la agenda que le interesaba a la gente.
-¿Falta generar caras nuevas para cautivar al electorado? ¿Convencer no solo desde el programa político sino también desde quién lo puede ejecutar?
-Las encuestas marcaban que teníamos un desgaste. Algunos dicen que era natural, yo creo que no. Como decía Perón, la gente piensa con el estómago. Le tenemos que solucionar los problemas del trabajo y de la inflación. No podemos pensar ya solo en el peronismo. Cuando empecé a hacer política, teníamos un 40% de peronismo y un 40% de radicalismo. Y el 20% de independientes. Hoy son ellos lo que definen las elecciones. Si queremos ser gobierno de vuelta, debemos tener el ejercicio de los acuerdos. Tenemos que empezar a hacer acuerdos internos y con el que está gobernando. Es el principio de un camino para una nueva construcción política, que no la podemos hacer solo con el peronismo. Si uno mira lo que ha hecho Lula Da Silva en Brasil, que habló con la derecha y los empresarios, no hay que tener problemas de empezar a discutir acuerdos hacia afuera.
-¿Qué rol cree que va a jugar Cristina Kirchner en el tiempo que viene en el peronismo?
-Es fundamental empezar un camino en el que todos seamos importantes. Ella ha sido una presidenta que tuvo circunstancias buenas y complejas. Para pensar en el futuro, no podemos tirar por la ventana el pasado. Pero hay que pensar en una nueva generación. Ahora el peronismo no tiene las gobernaciones que tuvo antes. Tampoco tiene el territorio que se pensaba. El país tiene que ir a un acuerdo político y a un gobierno de coalición. Y los gobiernos de coaliciones que pude observar en otros países están basados en el diálogo y la tolerancia.