En UPCN, varios sindicalistas que operan en la CGT se juntarán para analizar una hoja de ruta que no los ponga dentro del kirchnerismo ni tampoco los haga ver como funcionales al Gobierno.

“Es una operación de prensa increíble, hace años que no hablo con el Negro (por Hugo Moyano) y mucho menos me voy a sentar con el pibe (Pablo Moyano)” le dijo a MDZ Luis Barrionuevo, el dirigente sindical gastronómico sobre el cual hoy se tejieron miles de versiones por un presunto acuerdo gremial en el que la CGT discutiría no solo a la actual conducción sino que, además, radicalizaría sus posturas con respecto del gobierno de Javier Milei.

La semana pasada, Barrionuevo se juntó con Roberto Fernández, de UTA, Gerardo Martínez, de UOCRA y el triunviro Carlos Acuña, de los estacioneros, entre otros dirigentes de peso en la CGT, para discutir el armado de una nueva corriente interna y discutir un recambio dentro del triunviro que comanda Héctor Daer y que completan un aliado como Carlos Acuña y el rival ultra K Pablo Moyano.

En ese encuentro se debatió por la situación del empleo y cada uno puso sobre la mesa su preocupación. Martínez, al igual que el estatal Andrés Rodríguez y Barrionuevo comparten una profunda preocupación por la caída del empleo en rubros como los estatales, el servicio y la construcción pero saben que hoy por hoy no es momento para definir un plan de lucha que aparezca empujar hacia el precipicio a un gobierno que tiene más problemas de los que esperaba a esta altura del año.

Este miércoles, en UPCN, se celebrará uno de los clásicos encuentros de revisión sobre la economía y, también, el desenvolvimiento de la central obrera ante este nuevo ciclo político y económico, donde suenan luces de alerta por la falta de renovación en la dirigencia gremial que aparece a contramano de lo que sucede en otros ámbitos, fundamentalmente el político con la irrupción de Milei en la Presidencia.

En el gremio que conduce Andrés Rodríguez desestiman de plano, también, la posible revuelta interna de la CGT. Si bien no participó del almuerzo con Barrionuevo y Gerardo Martínez la semana pasada, piensa lo mismo que ellos en cuanto a la readecuación de los procesos gremiales y la necesidad de armar una hoja de ruta para confrontar o dialogar, según sea necesario, con un gobierno que demuestra, diariamente, poco interés en articular acuerdos con la central obrera.

La falta de funcionarios autorizados para escuchar y analizar los planteos sindicales empezó con la gestión de Milei y no cambió hasta el momento. Inclusive el área de Trabajo, a las órdenes de Sandra Pettovello, es el lugar donde más secretarios y directores volaron por el aire, junto con Desarrollo Humano. La llegada de Lucas Aparicio, un ex dirigente gremial de UPCN al entorno de la ministra fue una buena noticia que aún tiene que madurar. “Sabe que apenas presente algo, y ese algo no sea del agrado de Pettovello o de Leila Gianni, vuela por el aire también”. Gianni es, en los hechos, las manos y los oídos de la funcionaria.

Los dirigentes sindicales “independientes” pretenden que la central obrera no se quede entrampada en los cantos de sirena que le proponen los más rupturistas. Los tiempos que corren, con el desempleo galopando y la sierrita yendo por varias áreas del Estado nacional, arrincona a quienes siempre prefieren tener una estrategia bien delimitada antes de caer en la tentación y ser rehenes del discurso que propone desde el Instituto Patria Cristina Fernández de Kirchner.

Muchos peronistas prefieren seguir tendiendo puentes con el gobierno nacional antes de que pueda darse ese desenlace. La lógica de la política observa a Milei como un presidente con una debilidad extrema al que la economía, su único tema por el que está en la Presidencia, le está dando todos los días peores noticias a pesar de la baja de la inflación.

¿No pensaron en dar paso a una nueva conducción, con más formación técnica y nueva comunicación? Preguntó MDZ a un experimentado dirigente gremial que mañana estará en la reunión de UPCN. “Los egos son muy grandes”, respondió.

En cada sindicato y organización gremial a cientos de dirigentes delegados que están capacitados para entrar a dar una nueva discusión, esa “nueva canción” a la que nadie se atreve por miedo a que el éxito nunca llegue.