La Argentina quedó en medio del enfrentamiento entre Washington y Beijing. La renovación del acuerdo de monedas, vital para las reservas del Central, es solo uno de los compromisos que se asumieron con el gigante asiático. Qué pasa con la construcción de la central nuclear de Atucha III y las represas en Santa Cruz.
La guerra comercial iniciada por Donald Trump y replicada por China, con aranceles recíprocos que superan el 140%, dejó a la Argentina como uno de los ejes del enfrentamiento entre ambas potencias y la tensión parece lejos de disiparse. En ese marco, el Gobierno tiene al menos dos asuntos clave que resolver en cuanto a su relación con Beijing, luego de lograda la renovación del swap de monedas, vital para las reservas del Banco Central.
En la reciente visita del secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, la gestión Milei recibió presión para cancelar ese financiamiento -aunque sin fecha cierta- y también para desactivar la influencia china en la región. Del otro lado, Beijing remarcó que el swap contribuyó a la estabilidad económica de la Argentina y a la vez permitió que el país pudiera cerrar el acuerdo con el FMI.
Aunque no lo dijeron abiertamente, los chinos están interesados en avanzar en los acuerdos que, en gestiones anteriores, la Argentina firmó. En particular hay dos: el proyecto Atucha III, cuyo contrato vence este 30 de abril, y la reactivación de las obras de las represas de Santa Cruz, paralizadas desde diciembre de 2023.
Desde que asumió, Javier Milei exteriorizó su alineamiento con EE.UU., pero si bien confrontó con China al cuestionarla en declaraciones públicas, en la práctica hubo acercamientos entre funcionarios de ambos estados y hasta una bilateral con el presidente chino, Xi Jinping, en noviembre de 2024, para encaminar una relación que cumplió 50 años y que tiene varios frentes de “mutuo beneficio”, como suelen asegurar los asiáticos.
En el último informe de la Jefatura de Gabinete al Congreso, hay varias consultas de legisladores y respuestas oficiales sobre distintos aspectos de la relación con China. Las preguntas fueron elaboradas antes de la guerra arancelaria iniciada por Donald Trump y las presiones de ambas potencias, pero asoman indicios de las cuestiones clave para el gigante asiático que tiene que definir el gobierno de Milei.
El contrato para construir la cuarta central nuclear, Atucha III
En la presentación ante el Congreso, se le preguntó sobre el proyecto para la construcción la cuarta central nuclear Atucha III, firmado con China en el marco de la adhesión de la Argentina a la “ruta de la seda”, durante la gestión de Alberto Fernández.
La respuesta oficial fue que “no hay avance físico ni financiero” del contrato que firmó Nucleoeléctrica (NA-SA) y la Corporación Nuclear China para construir Atucha III, que incluía financiamiento por más de US$8000 millones y tecnología, incluida el reactor, llegada desde Beijing.
La ambiciosa obra nunca pasó del anuncio. El contrato fue prorrogado y vence este 30 de abril, en lo que se llamó “condiciones suspensivas de efectivas”, una serie de requisitos que debían cumplir ambas partes para iniciar el proceso que demandaría 99 meses.
La intención de privatizar de manera parcial NA-SA, que está autorizada por la Ley Bases, y el arribo del asesor presidencial como Demian Reidel como presidente de la empresa estatal que controla las centrales nucleares fue interpretada por los especialistas del sector como una clara señal que el contrato con China se dejará caer.
Represas de Santa Cruz, paralizadas desde fines de 2023
Otro tema sin resolver en la relación con China es la reactivación de las obras de las represas sobre el río Santa Cruz, que deberían haberse terminado este año, pero que están más que lejos de ser completadas. Por el contrario, están paralizadas desde el cambio del gobierno, a fines de 2023.
En el informe de Jefatura, se indicó que la represa Jorge Cepernic tiene un avance de 46% y la Néstor Kirchner, de 19%. “Los trabajos fueron suspendidos unilateralmente por el contratista en noviembre de 2023, lo que generó una controversia contractual en términos técnicos, económicos y legales. Se mantienen gestiones con el contratista para resolver esta situación y reiniciar los trabajos”, se remarcó.
Sobre las negociaciones con China para la firma de la adenda XII y el próximo desembolso, de cerca de US$500 millones, el Gobierno planteó: “Se continúan manteniendo gestiones con el contratista para su resolución y el reinicio de los trabajos. En ese contexto, representantes diplomáticos chinos y del contratista se reunieron con autoridades nacionales en febrero y marzo. Enarsa respondió a los reclamos del contratista, pero hasta el momento estos reclamos son excesivos. No se ha logrado un acuerdo total que permita resolver la controversia”.
Asociación estratégica
En el informe brindado por Guillermo Francos se hace referencia a que, en 2024, se elevó el vínculo bilateral al nivel de “Asociación Estratégica”. Se recordó la reunión entre Javier Milei y Xi Jinping en noviembre de ese año y el compromiso de diversificar y aumentar las exportaciones argentinas a ese destino.
“Ambas naciones acordaron seguir trabajando en el fortalecimiento de sus lazos comerciales y en el desarrollo de proyectos conjuntos que beneficien a ambas economías”, se señaló.
También, se reseñó una reunión de la entonces canciller Diana Mondino en septiembre de 2024 con su par chino, Wang Yi, donde se hizo “especial énfasis en los mecanismos establecidos en el marco de la Asociación Estratégica Integral entre ambos países, vigente desde 2014. De la misma manera, se agradeció el tradicional apoyo chino en la Cuestión Malvinas y se reafirmó el apego argentino al “Principio de Una Sola China”.