El busto de Néstor Kirchner ya tiene nueva sede. Y ahí, en el gremio camporista de SECASPI, Máximo Kirchner volvió a pisar la Provincia ante la ausencia de Kicillof y del intendente de La Matanza

La figura de Néstor Kirchner fue el testigo más calificado de la guerra interna que atraviesa el peronismo kirchnerista en la provincia de Buenos Aires. En una nueva etapa de la pelea que su hijo viene encarando para quedar a cargo de su herencia política, Máximo Kirchner participó de un encuentro en el Sindicato de los Empleados del Anses SECASPI, en le predio gremial ubicado en el Barrio Evita de La Matanza.

A pesar de ser la localidad emblemática del peronismo bonaerense, no fueron invitados ni Axel Kicillof ni su vice Verónica Maggario ni tampoco el intendente Fernando Espinoza. Sí estuvieron varios aliados del hijo de los dos presidentes, como Gastón Granados, Marisa Fassi y la siempre camporista Mayra Mendoza, entre otros.

El busto de Néstor Kirchner es el que las autoridades nacionales removieron del edificio del ANSES ubicado en la avenida Córdoba de Capital que ahora estará en custodia del gremio creado por el sector camporista con todos sus nombramientos para competirle a ATE, UPCN y APOPS la interna de la administración nacional de servicios sociales, que concentra las ex cajas de comercio e industria.

El trabajo de Máximo es similar, no igual, al que ejecutó su padre en los inicios de este ciclo cuando sólo acompañado por un puñado de dirigentes vinculados con el FREPASO que ya había roto con sus socios radicales de la Alianza. El ex gobernador de Santa Cruz caminaba el territorio provincial dominado por Eduardo Duhalde sin contar con el apoyo de ningún intendente, quienes cada vez que se enteraban de su presencia intimaban a los clubes o sociedades de fomento que le habilitaban la presencia que se deshicieran de ese compromiso bajo amenaza de cortarle los subsidios que se les da habitualmente.

Máximo Kirchner no tiene estos inconvenientes. Además de ser respaldado directamente por veinte intendentes, entre propios y aliados, al hijo de los dos presidentes y jefe del peronismo bonaerense nadie le dice que no, aunque lo desearían con todo su ser.

En lo que sí puede semejarse esta realidad con aquella es que tanto él como su madre Cristina, que hoy asumió como presidenta del PJ en Santiago del Estero, caminan la provincia sin pedirle permiso al gobernador, al que ningunean negándole la presencia. Y, en municipios puntuales, donde los intendentes son considerados rivales, como La Matanza y Avellaneda, que conduce Jorge Ferraresi, hasta disfrutan visitar casi cotidianamente.

Los Kirchner se pueden dar este lujo porque Axel Kicillof no es un dirigente tradicional. Más bien es muy poco habitual que un gobernador permita sin ninguna limitación que “le caminen” la Provincia. “Seguro un par de piedras se comen”, dice un asesor de un gobernador peronista que ya les avisó que no lo intenten por sus pagos.

El gobernador bonaerense, además, fue puesto por decisión de la ex presidenta en el lugar que hoy ostenta por lo cual es muy difícil que pueda decir nada en contra de ella. Sí lo hace contra su hijo, pero tampoco lo dice abiertamente. Finge que no lo afecta, pero si no reacciona, los intendentes que lo quieren apoyar empezarán a dudar sobre si alguien que “no salta cuando le mojan la oreja” lo hará cuando vean sus territorios en peligro por la amenaza camporista.

“Lo que peor le cae a los pibes y a Máximo es que Axel siga diciendo que él ama a Cristina, diga que todo lo que está sufriendo es una persecución pero cuando se tuvo que definir en su favor se haya hecho bien el boludo”, dijo un dirigente territorial que suele participar de los encuentros organizados por quien ahora pretende volver a armar.

Los intendentes de Ensenada, Berisso, Avellaneda, San Martín, Ituzaingó, José C. Paz, La Matanza, en el Conurbano, y la mayoría de los del interior quieren mayor protagonismo de Kicillof en lo que viene para el peronismo kirchnerista. Por eso organizaron un encuentro en San Pedro para el próximo miércoles, en el que además de festejar el Día de la Militancia peronista se planificarán los pasos a seguir sobre la política bonaerense.

En este caso, se discutirán las reelecciones de los intendentes, hoy impedidas legalmente, y el desdoblamiento electoral. Varios de sus ministros y los propios jefes comunales le insisten que no es lo mismo votar en otra fecha diferente a las elecciones nacionales que hacerlo de manera simultánea, aunque fueran en dos cuartos oscuros distintos, producto de la implementación de la Boleta Única en Papel.

“Votaciones en diferentes días son organizadas desde hace décadas en la mayoría de las provincias. Si vos no podes conseguir plata ni personal para garantizar una votación, listo, no te dediques a esto”, le dijo a MDZ en la mañana de hoy un importantísimo jefe comunal.

El antecedente que debe tomar en cuenta el gobernador es el de María Eugenia Vidal, quien había alcanzado un acuerdo político con toda la oposición para votar antes que se definiera la pelea nacional. Los principales asesores de Mauricio Macri, con Marcos Peña a la cabeza, la desalentaron y le explicaron que si ella ganaba debilitaba al ex presidente. Pero era exactamente lo contrario lo que hubiera pasado sin el triunfo posterior de la gobernación del peronismo kirchnerista porque la mayoría querían deshacerse de Cristina sin necesidad de decir que lo estaban haciendo, como pretenden ahora también.

“Pero hoy el gobierno no es el nuestro. No es la misma situación” se atajan en la Provincia. Para los operadores de Kicillof, “tampoco nosotros tenemos la reelección ni tenemos candidatos definidos para eso”.  

Sin embargo, en caso de votar en una fecha diferente al a nacional, de lo único que se discutiría sería de temas locales, aunque siempre se tenga que poner el foco en cómo pararse ante el gobierno nacional. La ventaja radica en que La Libertad Avanza también está atravesado por una interna sangrante entre Sebastián Pareja y Karina Milei que se enfrentan al avance por la “limpieza étnica” pretendida por Santiago Caputo a través de Nahuel Sotelo, Agustín Romo y “el Gordo Dan”, quienes tampoco tienen definido qué hacer con el PRO. Si los seguidores de Mauricio Macri se animaran a perder lo ubicarían en las mismas condiciones que Martín Sabbatella en 2009 a la lista testimonial encabezada por Néstor Kirchner y Daniel Scioli.