Durante más de una hora, Axel Kicillof debatió con sus funcionarios y legisladores para adherir al RIGI nacional sin parecer hacerlo. Mientras, el peronismo debate si le conviene seguir así.
La preocupación del peronismo kirchnerista sigue en aumento. Además de no haber comenzado siquiera el duelo por la derrota electoral post 2023, ahora algunos empiezan a tomar nota que las dificultades que les presenta la Presidencia de Javier Milei le pegan de lleno a sus tesorerías municipales, acostumbradas a estar rebosantes de dinero producto de la ayuda directa que ejecutaba el Gobierno nacional a través de obras o convenios que sobrepasaban lo que originalmente les correspondía por la coparticipación provincial.
Aduciendo que no tuvieron tiempo para juntarse propiamente el Día del Amigo, ocultando que la mayoría de ellos no lo son, el lunes se juntaron en Presidente Perón casi una docena de jefes comunales para seguir debatiendo dos temas que le son vitales. La caída abrupta de la recaudación y la pelea entre Máximo Kirchner y Axel Kicillof.
El gobernador sabe, también, que está en un aprieto. Por eso dio un volantazo crucial y habilitó a sus bloques parlamentarios a interactuar con sus pares opositores para adherir al RIGI nacional y evitar, así, que la planta de Gas Licuado termine en Bahía Blanca y no en San Antonio Oeste, Río Negro.
La presión para que esto pasase surgió desde las entrañas del oficialismo. El intendente Federico Susbielles, de Bahía Blanca, se juntó con todos los referentes opositores de su localidad, inclusive los libertarios, para exigirle, sin decirlo de esa manera, que Kicillof tome nota de las demandas que tenía la región y el salto cuantitativo que significaría, en materia económica, la inversión más importante de la historia.
Este debate se da mientras que la motosierra también se aplicó en los gastos provinciales. "Si vos te fijás, de golpe aparece un número muy saludable de las cuentas públicas en el informe del primer semestre", reconoció Marcelo Daletto, senador provincial de UCR - Cambio Federal. "Se ve que venían gastando de más", ironizó. La misma lógica de ajuste aplicaron los otros gobernadores del peronismo. Si bien la mayoría participó del Pacto de Mayo, lo hicieron con la misma lógica que se relacionaron con los anteriores gobiernos de Kirchner y Mauricio Macri cuando le aprobaron el pacto fiscal que redujo los ingresos brutos provinciales.
Mientras esto sucede, Sergio Massa prefiere no dar referencias sobre su futuro aunque hable con todos los sectores. Su figura genera diferencias. Unos piensan que es una pieza indispensable para el futuro porque todo lo que dijo en campaña se cumplió al pie de la letra, mientras que otros empiezan a desconfiar de su capacidad electoral y relación con la sociedad.
La intemperie política asusta y es el motivo sustancial para que nadie rompa definitivamente lo que aún hoy es Unión por la Patria. Sin embargo, en las cámaras legislativas, tanto en Nación como en Provincia, se empiezan a ver tironeos de tal magnitud que amenazan, inclusive, las decisiones que emanan desde el Instituto Patria con el sello y firma de Cristina Fernández de Kirchner.
El aliado más fervoroso del NOA, el santiagueño Gerardo Zamora, empezó a discutir - inclusive - por la butaca que le corresponde a la oposición K en la Auditoría General de la Nación y, ante la sorpresa de la mayoría del bloque, pidió que se realizara una votación directa para definir quién ocupa esa silla que, habitualmente, iba sin discusión para los que quería la ex vice de Alberto Fernández.
Quien nuevamente levantó la mano para participar de algún proyecto alternativo en representación del peronismo anti kirchnerista es el intendente de Chivilcoy, Eduardo Britos. El jefe comunal, que estuvo a punto de ser el candidato a gobernador de Javier Milei pero desistió porque “no la vio”, como se ufana Carlos Kikuchi, quien personalmente le ofreció la candidatura.
Britos posó y subió a su red social X una foto con Juan Zabaleta y Gustavo Aguilera y se comprometió a estar presente cada vez que se lo convoque. El exintendente de Hurlingham es uno de los impulsores del peronismo no kirchnerista que, la semana pasada, también se juntó con Martín Llaryora para expandir este proyecto. Por su parte, Aguilera es uno de los armadores de Ricardo Quintela, el gobernador de La Rioja y actual interventor del PJ nacional en Corrientes.
Zabaleta también promueve la consolidación de un eje que integre a los intendentes de Tigre, Julio Zamora, y de Esteban Echeverría, Fernando Gray. Creyentes de que no habrá ruptura entre Kicillof y Kirchner, confían en ser la ambulancia que rescate a un porcentaje no determinado de votantes que se identifican como peronistas o “no gorilas” pero no quieren seguir dependiendo de la cerrada conducción de La Cámpora.
Jorge Ferraresi, el intendente de Avellaneda, no volvió a moverse luego de su cruzada en distritos que conducen intendentes alineados con Máximo Kirchner y Sergio Massa como Quilmes, Lanús, Merlo y San Fernando. Él cree en que Axel Kicillof tiene que amalgamar a todos, inclusive a los que no están con él en la actualidad. Por ejemplo, a Tigre, distrito que conduce Zamora, el gobernador no lo pisó desde que fue reelecto, hace más de ocho meses.