Se empieza a definir el mapa de acercamientos en el contexto de la guerra comercial, algunos países y regiones eligen el camino de la conversación, mientras otros están dispuestos a librar la batalla.

La guerra comercial se instaló en la agenda de todos las economías mundiales, las amenazas de Estados Unidos de establecer un esquema con gravámenes a las importaciones superó las expectativas de lo que se esperaba de su plan proteccionista. La respuesta surgió del desconcierto y generó gran impacto en los mercados bursátiles, los precios internacionales y la cotización de divisas. 

En este escenario, que se plantó en cuestión de días, se enciende una luz que trae tranquilidad. Donald Trump, abre una tregua para aquellas naciones que no tomen una postura belicosa y endurece las imposiciones a aquellas que deciden librar la batalla. Entre los afectados por la nueva tabla de aranceles estadounidense, la Unión Europea adopta una postura de negociación. 

De esta manera, representantes del bloque dieron a conocer su intención de diálogo e informaron que el contraataque entrará en una pausa de 90 días. Entre los objetivos está la necesidad de evitar una nueva escalada de la contienda y abrir un espacio de conversaciones bilaterales. 

“Tomamos nota del anuncio del presidente Trump”, empieza diciendo la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en su cuenta oficial de X. Aunque más allá de informar la decisión de iniciar negociaciones y de suspender sus medidas impositivas, aseguró:“Si las negociaciones no son satisfactorias, nuestras contramedidas entrarán en vigor”.

Lo cierto es que la historia de aranceles cruzados entre la UE y Estados Unidos data de mucho tiempo atrás. La relación comercial entre ambas partes ya tuvo antecedentes de momentos de tensión. La gestión de Joe Biden había trabajado en calmar los ánimos, pero continuaba aplicando gravámenes a los arrendadores de la anterior presidencia de Donald Trump.

En ese contexto, el bloque del viejo continente trabajaba en el diseño de un nuevo paquete de contramedidas cuya necesidad se incrementó tras los anuncios que el mandatario republicano hizo el pasado 2 de abril. En este nuevo capítulo, la decisión de los europeos plantea una voluntad política de proponer soluciones a través de la vía diplomática e intentar acercar posiciones para enfrentar el crecimiento de la economía china.