Miles de personas y líderes del mundo dieron su último adiós al pontífice argentino en una emotiva ceremonia. Francisco, el Papa cercano, descansa ya en el santuario mariano que tanto amó.
El cortejo fúnebre que llevó este sábado el cuerpo del papa Francisco desde San Pedro del Vaticano hasta la basílica Santa María la Mayor, donde fue enterrado, atravesó por última vez el centro de Roma. El viaje demora unos 20 minutos en automóvil.
El Vaticano utilizó un coche en el que se pudo ver el féretro del pontífice argentino, que no pasó por la plaza de San Pedro, sino que salió por la puerta del Perugino en el Vaticano.
La ruta seguió parcialmente el trazado de la antigua Via Papalis, la procesión que hacían antiguamente los pontífices tras ser designados entre San Pedro del Vaticano y la basílica de San Juan de Letrán, catedral de la diócesis de Roma.
Esta ceremonia, rescoldo de los antiguos desfiles del Imperio romano, constituía el primer acto oficial del pontífice como obispo de Roma y en esta ocasión pasó delante de lugares tan icónicos como el Coliseo romano.
Conmovidos por la partida del Papa Francisco, miles de fieles colmaron la Plaza de San Pedro en una emotiva despedida marcada por la oración, el silencio y los aplausos. Mientras la Iglesia rendía homenaje al pontífice que transformó el rostro del catolicismo, un imponente operativo de seguridad velaba por la paz de un adiós histórico. Francisco, el Papa cercano, descansa ya en el santuario mariano que tanto amó.
Tras la santa misa exequial por el Romano Pontífice este sábado 26 de abril de 2025 por la mañana, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio, el cortejo fúnebre emprendió su camino hacia la Basílica de Santa María la Mayor, uno de los lugares más queridos por Francisco. En este santuario mariano, el más antiguo de Occidente, quedarán depositados sus restos mortales, cumpliendo así su deseo de reposar junto a la Virgen que tantas veces visitó discretamente antes y después de cada viaje apostólico, así como al final de sus hospitalizaciones.
A lo largo del recorrido por toda la ciudad desde el Vaticano hasta la Basílica, las autoridades competentes calculan que unas 150.000 personas estuvieron presentes en el último adiós al Papa Francisco.
Mientras la fe se expresaba en cantos, lágrimas y oraciones, el aparato logístico y de seguridad desplegado para el funeral fue tan imponente como silencioso. Más de 10.000 personas participaron en las labores de seguridad, atención médica y logística. Entre ellos, 4.000 efectivos policiales, 2.000 agentes de tráfico, y 4.000 voluntarios, coordinados para garantizar que nada empañara el último adiós al Papa.
El operativo incluyó francotiradores apostados en los tejados, unidades caninas, especialistas en desactivación de explosivos y patrullas fluviales en el Tíber. En el cielo, helicópteros y drones vigilaban el perímetro, mientras que en tierra se desplegaron unidades antiterroristas, antisabotaje y vehículos especiales NBCR para la detección de sustancias tóxicas o radiactivas.