Desde la Fundación ProTejer remarcan que en los últimos años, los precios de la ropa y los calzados aumentaron mucho menos que el promedio de precios del resto de la economía.

Durante años, la industria textil argentina fue acusada de subir los precios artificialmente y se consideró a la ropa argentina como "cara". Desde la Fundación ProTejer difundieron un informe en el que explican cual es la situación real de los precios y demuestran que sólo una parte de valor de venta en el comercio depende de la intervención de la industria.

Además, plantean que la realidad es que los precios de la industria textil crecieron en los últimos 12 meses menos que la inflación, una situación que se repite desde hace años y se transformó en una constante desde 2015. Mientras que en los últimos 9 años, la variación de precios general medida por el IPC fue del 6.783%, el rubro prendas de vestir y calzados aumentó un 5.850%. 

En los últimos meses, tomando como inicio el periodo de Javier Milei, los precios generales aumentaron en promedio un 95%, pero el rubro sólo un 61%, lo que implican 34 puntos porcentuales menos.

Otro punto relevante es la incidencia de las importaciones. Sin embargo, desde Proteger afirman que no es correcto afirmar que una economía abierta baja precios y una economía cerrada los aumenta. Sucede que mientras que en la gestión Macri, entre los años 2015 y 2019, hubo mayor apertura y crecieron los precios, en tanto este año, cayeron las importaciones, pero también bajaron los precios.

Según señalan, la explicación de la baja de los precios hay que explicarla más bien en la baja del consumo interno debido a la pérdida del poder adquisitivo de la población y al comportamiento pro cíclico de los precios de la ropa. 

Pero, además, otro elemento clave del componente de precios de la ropa en la Argentina es el factor impositivo y los costos no industriales. 

Según ProTejer, el 75% del precio que abona el consumidor final por una remera marca premium en un shopping está vinculado a costos que nada tienen que ver con la producción nacional, el diseño y la rentabilidad de la industria y de la marca en esa remera.

Señalan que la suma de los principales impuestos nacionales, provinciales y municipales que se pagan a lo largo de toda la cadena significa el 50,3 % del precio. Otro 12,2% se lo llevan los costos financieros, desde pagos con tarjeta de crédito a promociones y un 12,7% los alquileres de los comercios. Sólo el 8,5% lo aporta propiamente la industria textil con sus costos de producción, más un 9% de logística y comercialización, un 2,5% de la publicidad y diseño y un 4,8% de rentabilidad.