Un rastreo de ADN logró identificar el trastorno que causa insuficiencia en distintos órganos e inferir también cuál podría ser el tratamiento médico para curar su afección de forma definitiva.
Un equipo del Conicet ayudó a investigar un gen defectuoso que contribuyó en el diagnóstico de una enfermedad poco frecuente.
A través de una técnica de secuenciación masiva de ADN, se pudo identificar qué causaba el trastorno conocido como amiloidosis en una paciente y que le generaba insuficiencia en distintos órganos.
Según la investigación que fue publicada en la revista científica PROTEINS (Structure, Function and Bioinformatics), se logró identificar el gen defectuoso responsable de la patología. Así, pudieron inferir también cuál podría ser el tratamiento médico para curar dicha afección en forma definitiva.
Si bien la secuenciación masiva de ADN no es novedosa como técnica para buscar mutaciones genéticas, sí lo es su aplicación específica a casos de amiloidosis. Y el estudio demostró un conjunto de patologías por el cual un tipo de proteína llamada amiloide se acumula en los órganos, lo que podría causar insuficiencias graves.
Consideradas dentro del grupo de enfermedades poco frecuentes (EPOF) en Argentina, la prevalencia de la amiloidosis es igual o inferior a un caso cada 2 mil habitantes. Este bajo porcentaje obstaculiza el acceso a información y tratamientos por parte de las personas afectadas.
Es por esta razón que la reciente intervención de un equipo del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de La Plata (INIBIOLP) se abocó a identificar la proteína responsable en un caso concreto. Y el descubrimiento que realizaron los especialistas se convierte en un valioso aporte en la dinámica entre laboratorio y clínica médica.
"Las proteínas involucradas en las amiloidosis son alrededor de 20, pero el diagnóstico de la enfermedad se hace mediante una tinción genérica que no reconoce específicamente a la que porta la mutación genética responsable de esos depósitos anormales que, con el tiempo, traen complicaciones de salud", explicó Alejandra Tricerri, investigadora del Conicet en el INIBIOLP e integrante del grupo que realizó el trabajo.
Tricerri señaló que muchas veces las posibilidades de curación de esta patología son nulas y en ocasiones solo hay terapias paliativas que no mejoran significativamente la calidad de vida de las personas. Pero fue producto de este intercambio que la especialista y su grupo de investigación realizó con otros centros de salud que se accedió a distintas experiencias respecto al comportamiento de estos trastornos metabólicos, mediante el análisis de todos los genes de un individuo.
"Lo complejo de los análisis genéticos moleculares es el monumental volumen de información que arrojan: son hojas y hojas de datos que hay que saber interpretar para encontrar lo que se busca", señaló Nahuel Ramella, investigador del Conicet en el INIBIOLP que lidera estos ensayos.
El caso testigo
Ramella, Tricerrri y Elizabeth Cattáneo, investigadora de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) e integrante del equipo de trabajo, aplicaron la metodología para descifrar el caso de una paciente del Hospital Italiano de Buenos Aires tratada por amiloidosis desde hacía muchos años.
Fue de esta manera que lograron identificar que la mutación responsable está puntualmente en una proteína asociada a procesos de coagulación llamada fibrinógeno. El hallazgo permitió inferir cuál podría ser el tratamiento médico que cure su enfermedad de forma definitiva.
"La alteración en el fibrinógeno provoca depósitos de amiloide en el riñón que generalmente derivan en una insuficiencia al cabo de 5 a 7 años. Esta mujer ya había recibido un trasplante y ahora, pasado ese lapso, estaba esperando otro porque el órgano trasplantado también comenzó a fallar", detalló Tricerri.
Poder localizar la proteína cambió la perspectiva en el tratamiento. "Como es producida por el hígado, la paciente podría someterse a un trasplante hepático, para de esa manera lograr que se empiece a sintetizar la proteína, pero con la secuencia normal. Claro que todo esto debe evaluarse en el contexto clínico. Esta es la recomendación que, a partir de nuestros resultados, puede deducirse de la bibliografía internacional, y que ahora deben resolver las y los profesionales que la atienden", advirtió la especialista.
Cabe mencionar que, en las amiloidosis, los depósitos de la proteína pueden acumularse en cualquier órgano: corazón, hígado, riñón, bazo o piel. De su ubicación dependerá la complicación de salud que eventualmente se desarrolle.
"A veces los síntomas aparecen muchos años después, y a eso hay que sumarle el tiempo que lleva acertar al diagnóstico, ya que lo normal es que las personas pasen por muchos estudios para ir descartando antes otras patologías", explicó Cattáneo. Que el padecimiento sea una enfermedad poco frecuente solo empeora las cosas: la baja prevalencia de casos hace que no haya demasiado interés o inversión. En Argentina, por ejemplo, los laboratorios de análisis genéticos realizan estas pruebas para otras enfermedades, pero no para amiloidosis.
Conocer dónde está la mutación específica permite, además buscarla en muestras de sangre de familiares directos de pacientes. Esto permitirá saber, por un lado, si también ellos la arrastran y, por ende, si podrían desarrollar enfermedades asociadas. Por el otro lado, también permite analizar si pueden ser considerados o no como posibles donantes de órganos o tejidos si eventualmente llegara a necesitarlo el paciente.