Estefanía Gudiño es fotógrafa, vive en Córdoba Capital y tiene 25 años. El hecho ocurrió hace tres meses en los Puentes Colgantes de Copina, cerca de Villa Carlos Paz. Hoy hace una vida completamente normal, casi sin secuelas físicas
El 23 de marzo Estefanía Gudiño volvió a nacer. La fotógrafa cordobesa, de 25 años, estaba realizando un book al aire libre para una quinceañera cuando se desmayó y cayó al vacío por una cascada ubicada a 25 metros de altura, en una zona conocida como los Puentes Colgantes de Copina, cerca de Villa Carlos Paz.
A pesar de que su pronóstico era grave y poco alentador, “Teffi” -como le gusta que la llamen- tuvo una recuperación milagrosa. A tres meses del hecho ya hace una vida completamente normal y prácticamente sin secuelas.
Para celebrarlo, el sábado del fin de semana XXL por el feriado del Día de la Bandera volvió por primera vez al lugar del accidente junto a las personas que le salvaron la vida. Ellos son Albano, el joven que evitó que se ahogara cuando cayó en el lago; y el matrimonio compuesto por Gustavo y Patricia junto a sus tres hijas Yamila, Lucía y Vanesa, que fueron los que le brindaron los primeros auxilios hasta que fue rescatada por los bomberos y trasladada al hospital Sayago. Todos hablaron con Infobae para reconstruir lo ocurrido.
Teffi sufrió un severo traumatismo de cráneo y una fractura de radio. Le dieron 13 puntos en la cabeza y le colocaron una prótesis en la muñeca derecha. Estuvo intubada y padeció pérdida de conocimiento. “Los médicos pensaron que podía llegar a morirme”, recordó. Sin embargo, hoy solo necesita continuar con sesiones de fisioterapia en la mano para que su rehabilitación sea completa.
“Ingresé a terapia intensiva un sábado a la tarde y el domingo por la mañana no sabía quién era, qué estaba haciendo en el hospital y quiénes eran los familiares que me rodeaban. Los médicos le dijeron a mis padres que lo más probable era que pasara varios días sin reconocer a nadie por el golpe pero el lunes cuando desperté ya me acordaba de todo”, relató.
“Ni el neurólogo podía creer lo rápido de mi recuperación. Por eso digo que fue un milagro. Estuve al borde de la muerte y a los 10 días ya me habían dado de alta”, remarcó convencida de que Dios le dio una segunda oportunidad.
Tras el alta, Teffi debió continuar con rigurosos controles neurológicos y todos le dieron perfecto. También le hicieron estudios complementarios por un tema de protocolos y sus parámetros fueron normales. “Cada vez que iba al neurólogo para llevarle los resultados se quedaba asombrado. ‘Es como que nunca te hubieses caído desde 25 metros de altura, tuviste suerte’, me decía”, conto Teffi.
“Leía la historia clínica, miraba los estudios y no lo podía entender. Y cada vez que le hablaba de milagro, él asentía con la cabeza. Estoy convencida que más allá del trabajo de los médicos, Dios también tuvo que ver en todo esto porque puso en mi camino a todas esas personas que me asistieron inmediatamente cuando caí de la cascada”, sentenció.
“Ellos tuvieron ese impulso de salir corriendo a salvarme que capaz otros no lo hubiera tenido”, dijo en alusión a la reacción de Albano, que estaba haciendo trekking; y al matrimonio que estaba con sus tres hijas disfrutando de un día de picnic.
Albano fue quien la sacó del lago y evitó que se ahogara, y la familia se preocupó por tratar de contener la hemorragia de su cabeza y mantenerla despierta mientras llegaba la ambulancia. “Hicieron ahí un trabajo tremendo en equipo para salvarme la vida. Ahora, los 7 somos una familia”, afirmó sobre el estrecho vínculo que forjaron tras el accidente.
Una sesión de fotos que casi termina en tragedia
Era la primera vez que Teffi utilizaba como locación los Puentes Colgantes de Copina para hacer un book de 15 años. Si bien no era muy conocedora de la zona de las Altas Cumbres, tomó todos los recaudos para captar las fotos y subir hasta el cuarto puente.
“Ya habíamos terminado, pero antes de irnos quisimos hacer una foto puntual que es muy tradicional para las quinceañeras y consiste en encender una vengala de humo. Como había mucho viento empezamos a bajar en busca de un lugar más tranquilo hasta que llegamos al segundo puente”, recordó la fotógrafa. En ese punto hay una cascada, con una caída de 25 metros, y un muro natural de roca desde donde se obtiene una de las mejores panorámicas hacia las sierras pedregosas en las alturas de Córdoba.
“Mientras estaba preparando la cámara para comenzar con la última sesión me desmayé y caí para el lado donde estaban las piedras mojadas de la cascada. Esto hizo que me deslizara como si estuviese en un tobogán hasta el lago”, precisó Teffi, quien aseguró que no tenía ninguna enfermedad preexistente que podría explicar por qué su cerebro se apagó.
Albano estaba ahí abajo de casualidad ya que es un lugar de difícil acceso y con muchas pendientes. Sin embargo, ese día se le metió en la cabeza que tenía que bajar sí o sí a conocer la cascada. “Cuando escuché los gritos, estaba de espaldas. Me doy vuelta y la veo caer a Teffi cuando solo le faltaban unos tres metros para llegar al agua”, precisó el joven, quien se encontraba tomando unos mates en ese momento y no dudó ni un instante en socorrerla.
Teffi estaba boca abajo, con su cabeza sangrando y sumergida en el agua. Una vez que la rescató intentó llamar al servicio de emergencias pero en esa zona no hay señal. “Justo pasó un chico en moto y le pedí que fuera hasta el paraje de Copina para dar aviso a los bomberos y la policía”, relató Albano.
Unos minutos después apareció el matrimonio, que había llegado hasta ese lugar porque su hija menor, de 16 años, practica palestra y le gusta escalar montañas. “Habíamos elegimos la zona del lago para almorzar porque ahí abajo se hace como un microclima cálido. Estábamos a unos 30 metros de donde había caído Teffi cuando escuchamos sus gritos desgarradores”, contaron.
“Usamos unas mantas que teníamos para taparla porque temblaba y tenía mucho frío. Tratábamos de hablarle para que no se durmiera. También le tocábamos la cara para mantenerla despierta. A pesar del tajo que tenía en la cabeza no perdió mucha sangre porque se le hizo un coágulo. No había forma de sacarla de ahí”, relataron.
Del operativo de rescate participaron los efectivos de la Departamental Punilla y los Bomberos Voluntarios de Icho Cruz, quienes la pusieron en una camilla y la subieron tirando de unas cuerdas. “Tardaron unos 50 minutos en llegar. Estuvimos rezando para que no se muriera. El cuadro era terrible”, admitieron.
Gustavo se quedó muy angustiado y decidió manejar los 30 kilómetros que lo separaban del hospital para interiorizarse en el estado de Teffi. “Pedí conocer a su mamá y le conté todo lo que había pasado. Me puse en la piel ella y a mí como papá me hubiese gustado saber todos los detalles que su hija nunca le va a poder contar”, señaló.
La señora se largó a llorar, se mostró muy agradecida por su gesto e intercambiaron sus números de teléfono: “Ella me pasaba a diarios todos los partes médicos hasta que me contó que le habían dado el alta y decidimos viajar a Córdoba Capital, donde vive, para visitarla”.
A partir de ese momento, la adoptaron como una más de su familia y la consideran su cuarta hija. Junto a Albano comparten un grupo de Whatsapp, que se llama “Familia Milagro”, donde se mantienen al tanto de las vidas de cada uno y organizan juntadas. La última fue en el Puentes de Copina, el escenario donde el destino los cruzó por primera vez y se volvieron inseparables.