Una foto viral deja en evidencia tasas absurdas que cobran municipios bonaerenses para cubrir el rojo en las cuentas. Empresas y comercios se ven obligados a trasladarlos a precios.

Hace unos días en el ChangoMás de Pilar colocaron, en la entrada del hipermercado, un cartel donde informan a sus clientes que por hacer las compras en ese local deberán pagar, por disposición de la Municipalidad de Pilar, un recargo adicional en concepto de la tasa municipal de “Protección ambiental”. Seguramente en el hipermercado nunca se imaginaron que el cartel se iba a volver viral y menos que el vocero presidencial, Manuel Adorni, lo publique, dejando en evidencia la voracidad fiscal de gran parte de los intendentes bonaerenses -sin distinción de color político-, que en lugar de utilizar el ingenio para tratar de achicar el gasto público lo utilizan para crear tasas municipales, algunas realmente absurdas. Sin importarles que eso signifique asfixiar a los contribuyentes.

La creación de tasas municipales no es algo nuevo en la provincia de Buenos Aires, es una tendencia que creció mucho en los últimos años. La más aplicada por los intendentes bonaerenses es la tasa vial, con el pretexto del “mantenimiento” de calles cobran un plus de entre el 1% y el 4% sobre el valor del litro del combustible en las estaciones de servicio de sus distritos.

Cabe destacar que el Tribunal de Cuentas de la provincia advirtió a los intendentes que el cobro de estos tributos es ilegal, y que CECHA (entidad que nuclea a los expendedores de combustibles) denunció a los jefes comunales que aplican este doble tributo.

Entre las tasas municipales absurdas se encuentran el cobro adicional a comercios que venden pañales, latas, envases no retornables y aerosoles; provocando que ese tributo adicional se traslade a precios. A las sucursales bancarias y las tasas como la de Protección Ambiental, que la Municipalidad de Pilar cobra a supermercados, hipermercados, industrias y shoppings.

A principio de año, el Concejo Deliberante de Pilar aprobó, con la mayoría automática que tiene el intendente de Unión por la Patria Federico Achával, la creación de un paquete de tasas municipales entre la que se encontraba la Tasa de Protección Ambiental. Un impuesto municipal dirigido a grandes generadores de residuos como supermercados, hipermercados, industrias y shoppings.

La ordenanza municipal establece, según la actividad realizada, la cantidad de módulos fiscales a pagar por cada factura o ticket emitido: supermercados, hipermercados y locales gastronómicos dentro de los shoppings tributarán dos módulos fiscales. Los locales comerciales en shoppings pagarán 10 módulos. Hoteles deberán tributar 10 módulos por cada estrella, y las industrias abonarán 300 módulos fiscales.

Cada módulo fiscal equivale a $12 y los establecimientos deben actuar como agentes de retención de la Municipalidad de Pilar; por lo que el tributo se aplica de manera indiscriminada en el ticket de los clientes.

Ante la consulta de MDZ por la polémica que genero la foto viral del hipermercado, una fuente del municipio de Pilar respondió que la finalidad de la tasa de Protección Ambiental no es recaudatoria. “El objetivo es poder darles a los pilarenses un ambiente adecuado para su desarrollo. La tasa está destinada a implementar políticas de sustentabilidad orientadas a una disminución progresiva de los residuos en los grandes centros comerciales”, argumentó.

Queda claro que, en la provincia de Buenos Aires, como dijo a MDZ un legislador libertario que suele ser explosivo en las sesiones, “los ciudadanos son rehenes del festival de las tasas municipales de los intendentes que no están dispuestos a bajar el gasto público”, acusándolos de ser "degenerados fiscales". Lo cierto es que en lugar de abordar de manera estructural los problemas financieros, algunos jefes comunales optan por soluciones de corto plazo que terminan afectando a la economía local.