El Gobierno continúa firme en su objetivo de privatizar o cerrar empresas del Estado. La primera de ellas fue la Agencia Télam. ¿Qué pasó con sus empleados y con los servicios que ofrecía?
El conflicto gremial de la última semana que tuvo como protagonista a la empresa Intercargo le dio pie al Gobierno para volver a la carga en su misión de privatizar o cerrar empresas públicas. En esa cruzada, la primera en caer bajo la guillotina libertaria fue la Agencia Télam, que tras su disolución fue reconvertida en una entidad dedicada al manejo de la publicidad del Estado.
“Vamos a cerrar Télam, que ha sido utilizada durante las últimas décadas como agencia de propaganda kirchnerista”. Con esas palabras, el presidente Javier Milei anunció ante el Congreso el viernes 1° de marzo, durante su primera apertura de sesiones ordinarias, el final de la agencia de noticias del Estado. Se trataba de la redacción más grande de su clase en América Latina y en abril hubiera cumplido 79 años.
Ese domingo por la noche, efectivos de la policía rodearon y vallaron los dos edificios donde funcionaba la agencia, en Bolívar 531 y en Belgrano 347. Los periodistas y delegados del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) que permanecían de guardia pernoctaron en la sede de Bolívar y al día siguiente comenzaron un acampe en las puertas del edificio para reclamar por la permanencia de sus puestos de trabajo y resguardar el patrimonio de la agencia. La medida se sostendría por 4 meses.
En paralelo, los 770 empleados de Télam recibieron una circular de parte del entonces interventor de los medios públicos Diego Chaher (actualmente titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas) que los dispensaba de prestar labores por 7 días desde el lunes. Sin embargo, la orden se repetiría por tiempo indefinido hasta varios meses después.
“Ese mail lo iban renovando semana a semana sin que nos dieran ningún tipo de información, hasta que en un momento abrieron el retiro voluntario y muchos lo aceptaron”, contó a MDZ, Diego Guglielmone, periodista de Télam por más de 23 años que decidió dar el paso al costado ante la situación de “incertidumbre” que atravesaba el medio. “Cuando fui a preguntar cómo iba a seguir esto con la gente de Recursos Humanos me decían ‘no sabemos’, el Gobierno nunca dijo qué iba a hacer”, explicó.
En el caso de los que se quedaron, Guglielmone advirtió que “hasta agosto o septiembre estaban en ascuas, cobrando pero sin hacer tareas, todo el mundo en su casa”.
Las dudas se estiraron hasta el 1° de julio, cuando el Gobierno decretó la reconversión de Télam en la Agencia de Publicidad del Estado Sociedad Anónima Unipersonal (APESAU), encargada únicamente de una de las dos funciones principales que tenía Télam: la publicitaria. Así lo explicó a este medio el secretario General de Sipreba, Agustín Lecchi.
“Télam originalmente tenía dos funciones: era agencia de publicidad, es decir, hacía el contralor y la distribución de la pauta publicitaria estatal; y agencia de noticias. La parte publicitaria funcionaba en la calle Bolívar y la parte de noticias en la avenida Belgrano”, detalló el gremialista.
Lecchi señaló que “la mitad de las personas que había en Télam agarró el retiro voluntario”, mientras que de los restantes, una parte está en APESAU, que funciona en la sede de Bolívar, “haciendo las mismas tareas que hacía antes”.
Por otro lado, el resto del personal periodístico continuó en el edificio de Avenida Belgrano bajo la órbita de Contenidos Públicos, la empresa que produce material para Radio y Televisión Argentina (RTA). Ellos abastecen de contenidos noticiosos a la TV Pública, Radio Nacional, Canal Encuentro, Paka Paka, DeporTV y a otros organismos estatales y públicos. “Eso se está haciendo en los dos casos bajo el mismo convenio colectivo que tenían antes, respetando sus condiciones laborales”, asegura el titular de Sipreba.
Fuentes oficiales precisaron a MDZ que 370 empleados que trabajaban en la Agencia Télam aceptaron el retiro voluntario, mientras que 110 conforman el actual personal de APESAU y 200 pasaron a RTA.
Tras el anuncio de julio, había circulado la posibilidad de que el Gobierno mantuviera la existencia de una agencia de noticias que funcionara dentro de Radio y Televisión Argentina bajo el nombre de RTA Noticias, sin embargo eso no sucedió y “no hay ninguna intención” de que ocurra, según remarcaron a este medio.
Guglielmone sostuvo que los periodistas que permanecen en Contenidos Públicos “cubren mucho menos”, en comparación con los 400 o 500 cables por día que llegaba a sacar la agencia en sus tiempos.
“La agencia era el único medio que le daba una mano a los medios del interior, como los más pequeños de Corrientes, Entre Ríos, La Rioja, que no podían pagarle a acreditados en Buenos Aires para cubrir lo que pasa en el Congreso o en Tribunales. Hoy tienen que contratar a la única agencia privada que quedó o refritar lo que hacen los medios grandes con sus respectivas miradas”, advirtió el periodista.
El exTélam reconoció que “las tensiones políticas se sentían mucho en la agencia con los cambios de administración en el gobierno nacional, sobre todo en la sección política” y señaló que “mucha gente hace muchos años no recibía aumentos de escalafones, seguramente por cuestiones políticas”. Sin embargo, enfatizó que “nunca es bueno que un medio periodístico desaparezca”, ya que “implica un desafío a la libertad de expresión”. “El Gobierno eligió el camino más fácil: cierro y se acabó”, concluyó Guglielmone.
Resta la incógnita de si continuarán los avances del Gobierno contra los medios públicos. Tanto durante la campaña como en la gestión, Milei ha manifestado su intención de privatizar TV Pública y Radio Nacional bajo el lema “Todo lo que pueda estar en manos del sector privado, va a estar en manos del sector privado”.
En ese sentido, los medios públicos habían sido incluidos en la lista de empresas a privatizarse que figuraban en la Ley Bases, pero finalmente fueron retirados tras no lograr el consenso necesario. Sin embargo, lo mismo había ocurrido con Aerolíneas Argentinas y eso no impidió que el presidente redoblara la apuesta con un decreto que la declaró en octubre como empresa sujeta a privatización.
Desde el Gobierno aseguraron que “no es lo mismo RTA que Aerolíneas, pero todo puede ser”. “Por ahora no”, aclararon. Habrá que ver.