El ministro de Economía Luis "Toto" Caputo está diseñando su estrategia para volver a colocar deuda en los mercados voluntarios.

Luis Caputo espera tranquilo y entusiasmado, planificando una utopía, quizá posible por el resultado de las elecciones legislativas del 26 de octubre y el clima mitad festivo, mitad expectante, que nació el lunes 27. Apuesta a conseguir dinero fresco en 2026 colocando títulos públicos a tasa razonable y utilizar la menor cantidad posible del swap de Estados Unidos.

La caída del riesgo país hacia la frontera de los 600 puntos básicos y la posibilidad que antes de fin de año pueda bajar cerca de los 500 (o incluso menos), le permiten al ministro de Economía soñar con la posibilidad de volver a los mercados de capitales voluntarios de deuda.

Sabe Caputo que el primer vencimiento que llega está muy cercano en el cronograma. El 9 de enero del próximo año habrá que pagar unos 4.300 millones de dólares correspondientes a los cupones Bonares y Globales de la deuda reestructurada en 2020; compromiso del que habrá que utilizar al menos parte de los fondos provenientes de los Estados Unidos.

También quizá los del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que esta semana recibió un pago por unos U$S835 millones correspondientes al acuerdo Facilidades Extendidas firmado el 11 de abril pasado. Es un dinero que fue liquidado con dólares de las reservas del Banco Central. Probablemente ése sea el último compromiso liquidado con esa cuenta.

Dólares para el Bopreal

Si se le diera la posibilidad a Caputo de volver a los mercados internacionales, será con un fin concreto: pagar deuda corriente reestructurada o emitida para cumplir con los importadores (los Bopreales). Ni un solo dólar para otro destino, fue la orden de Javier Milei, que desde Economía se cumplirá. En este caso, coincidiendo con la estrategia planteada desde la Casa Rosada.

Si funcionara la idea y el riesgo país continuara invitando a colocar bonos en el mercado financiero voluntario, la idea de Milei- Caputo es que los vencimientos del segundo semestre del 26 y de todo el 27 se concreten por esta vía. Serían unos 13.500 millones de dólares; un monto que no representaría en tiempos normales ninguna dificultad para la Argentina. Salvo el terrible historial del país, recordando que detenta uno de los peores curriculum del globo.

La presentación de esta operación internacional comenzó a negociarse la tercera semana de septiembre, cuando el riesgo país se aceleraba hasta los 1.500 puntos básicos y el tipo de cambio por arriba de los $1.500, luego de un viernes de ventas de divisas en el Banco Central por unos U$S678 millones, amenazando con una crisis financiera y monetaria que llevaría a un default (ya que hubiera sido imposible que Caputo hubiera podido colocar deuda con ese nivel de riesgo) y a una devaluación sin techo.

Trump entra al juego

Para comienzos de octubre, el panorama cambió. Trump se comprometió a un rescate poniendo en la mesa no menos de U$S20.000 millones; y el acuerdo con unas 5 cerealeras y sojeras le permitió al Gobierno una nueva oferta por otros U$S7.000 millones. Una operación que, finalmente, no le dejó casi divisas al Tesoro, ya que en la semana anterior a las elecciones del 26 de octubre, se terminaron de vender los últimos 300 millones que le quedaron al estado por la rebaja a los sojeros.

Luego de fin de año, el contabilizador vuelve a cero, y comienza una nueva etapa de suma de dólares para cumplir con el FMI, con lo que el Gobierno podría disponer de esos dólares comprados en estos días para cerrar el vencimiento del 9 de enero.

Para el primer semestre del 2026, se espera un cambio radical en la política oficial. El abandono, sí o sí, de la muy fallida estrategia de este año de no comprar dólares hasta que la divisa llegue al piso; durante ese tiempo el Tesoro podría volver a sumar dólares a las reservas propias. Luego, enfrentar el vencimiento del 9 de julio por más de U$S4.000 millones, sin recurrir aún a la ayuda norteamericana.

¿Riesgo país en baja?

Se supone que esta estrategia (más sana que pagar con dólares prestados), haría retroceder el riesgo país para el 2026. Pero, además, y lo más importante, liberaría al país de la duda sobre su capacidad de pago hasta fines del 2028, ya que los U$S20.000 millones disponibles de piso desde EEUU, aún estarían en gateras.

En definitiva, según la visión oficial que se quiere trasladar a los mercados, no habría que desesperarse porque los dólares provenientes de los Estados Unidos lleguen rápidamente, sino que se confirme que el primer lote por unos U$S4.300 millones esté disponible antes del 9 de enero del 2026, día en que el país debe pagar la primera cuota del próximo año correspondiente a la liquidación de los Bonares y Globales.

Recompra de bonos

Si igualmente se necesitara de todo o parte del dinero de Donald Trump durante el 2026 para cumplir con el vencimiento de enero, el mecanismo podría tener dos opciones. O un simple swap de monedas (mecanismo de recambio de pesos por dólares sin registro en la cuenta de pasivos monetarios) o una recompra de bonos en poder del Estado nacional a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.

Lo importante de las dos alternativas, es que, según la visión oficial (y la de la mayoría de los analistas del mercado) no necesitaría una ley que respalde la operación, ya que técnicamente al menos, no se trata de incorporar nueva deuda.

En definitiva, lo importante en el mediano plazo, es que se confirme que el primer lote del dinero proveniente de los Estados Unidos se utilizará para pagar el 9 de enero, y que Argentina no caerá en default. No es poco.