El kirchnerismo empieza a moverse detrás del pliego de Ariel Lijo. La historia de una relación de idas y vueltas.
Una vez más, y como si fuera un ave de estación, la candidatura de Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia reaparece en el Senado. En los últimos días se conoció que la vicepresidenta del Partido Justicialista y senadora nacional por Catamarca, Lucía Corpacci, firmaría el despacho favorable a la candidatura del juez federal. La definición tomó a más de uno por sorpresa, mientras el Gobierno nacional insiste que "son los dos o ninguno", por el otro candidato, Manuel García Mansilla.
"Si hay un acuerdo, va a ser por fuera del Senado y lejano del bloque, de algunos senadores en particular", deslizaron a MDZ desde el despacho de un senador peronista que integra la comisión de Acuerdos, la que debe dictaminar por sí o por no la candidatura de estos magistrados. En el peronismo no niegan que haya un acuerdo entre Cristina Kirchner y la Casa Rosada que incluya el voto a los jueces, o al menos a Lijo.
Este juez federal tiene sus terminales políticas en Ricardo Lorenzetti, que fue él quien en reuniones con Santiago Caputo impulsó a Lijo como candidato al lugar que quedó vacante tras la renuncia de Elena Highton de Nolasco. La relación entre el kirchnerismo y Lorenzetti ha sido cambiante desde 2004. En el último tramo, fue uno de los que se opuso a la mayoría de la que encabezó Horacio Rosatti, con Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz, según el kirchnerismo, para "beneficiar a sectores de poder".
Esto lo acercó nuevamente al peronismo. De hecho, el año pasado, cuando el extinto Frente de Todos impulsó en la Cámara de Diputados el juicio político a la Corte Suprema, Lorenzetti avaló la investigación, principalmente la del manejo de la Obra Social del Poder Judicial de la Nación, dirigida por Juan Carlos Maqueda, y autorizó a varios de sus secretarios, uno de ellos Daniel Marchi a presentar pruebas contra el juez peronista.
En ese contexto, se enmarca el posible acuerdo tripartito entre Lorenzetti/Lijo, el kirchnerismo y la Casa Rosada. ¿Y cuál es la moneda de cambio del Gobierno con el peronismo? El Congreso de la Nación. La semana pasada quedó en evidencia que muy poco le importó al titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, un proyecto de ley clave para sus aliados del PRO y de la UCR, la de Ficha Limpia.
La Libertad Avanza tuvo dos ausencias, no puso nada en juego para que haya quórum y el riojano decidió atarse al reglamento para dejar sin efecto la sesión cuando se cumplió el tiempo reglamentario de la convocatoria. Para eso rechazó un pedido de prórroga de 15 minutos, que había hecho la diputada del PRO Silvana Giudicci.
El proyecto de Ficha Limpia indica que si un político tiene una condena ratificada por un tribunal de segunda instancia no podrá participar en las elecciones. La única dirigente que está en esa situación es Cristina Fernández de Kirchner. Esto llevó a Unión por la Patria a denunciar que se trata de una iniciativa sólo para proscribir a la presidenta del principal partido de la oposición.
En esa misma línea retórica se expresó Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, que este miércoles hará su presentación en el Senado de la Nación, donde responderá a mil preguntas. "No es bueno que se piense que es para proscribir a Cristina", afirmó el hombre fuerte de la Casa Rosada que encabeza la relación política con el Congreso. "Eso me parece que no sería bueno para la Argentina. Porque es como que uno sanciona una ley para proscribirla. No me gustaría que se entendiera que fuera para eso", explicó.
El PRO y la UCR buscarán nuevamente este martes tratar el proyecto de Ficha Limpia. Habrá que seguir los pasos de La Libertad Avanza para ver si realmente hay un pacto con el kirchnerismo por Lijo y si la moneda de cambio es el proyecto de ley que deja a Cristina Fernández de Kirchner sin posibilidad de presentarse a las próximas elecciones.