La actual vicepresidenta es hoy la favorita de cara a las elecciones del 5 de noviembre. Se espera que asistan unas 50.000 personas a la cumbre del partido.

Donald Trump está preocupado. Llama “comunista” a su nueva adversaria, Kamala Harris, y hasta se burla de sus carcajadas. “Tiene risa de loca”, afirmó el candidato presidencial republicano en un intento por contrarrestar la aparente seducción que las sonoras risotadas de la actual vicepresidenta están teniendo sobre el electorado. Hoy, los sondeos vaticinan un escenario más favorable para los demócratas. Kamala es, ligeramente, la favorita.

Tras quitarse el “lastre” que significaba la débil postulación de Joe Biden, el Partido Demócrata prepara su convención con otros aires, lejos del pesimismo que reinaba hasta hace pocas semanas. Bajo fuertes medidas de seguridad, la cúpula del poder liberal se reunirá desde este lunes hasta el jueves en la ciudad de Chicago. Será una convención formal en la que Harris aceptará la postulación presidencial y escuchará el respaldo de los pesos pesados del partido, como Barack Obama o Hillary Clinton.

Trump, golpeado por el avance de su rival en los sondeos, tratará de quitar el foco mediático de la convención demócrata con una agresiva semana de campaña que lo llevará por los estados claves de Pensilvania, Míchigan, Carolina del Norte y Arizona, a dos meses y medio de las elecciones del 5 de noviembre.

Qué dicen los últimos sondeos en Estados Unidos

Los últimos sondeos le dan en promedio una leve ventaja a Harris sobre el magnate republicano. La encuesta de ABC News/Washington Post/Ipsos le otorgan a la postulante demócrata cinco puntos (50% a 45) sobre Trump.

Pero en el promedio publicado por la web FiveThirtyEight, Harris está delante por 2,6 puntos (46,4 % frente al 43,8 %). Otro estudio, divulgado por The Hill/Decision Desk, reveló que la vicepresidenta está al frente, pero por un margen muy estrecho, de apenas 1,8 puntos (49% frente a poco más de 47%).

Son números opuestos a los que presentaban los sondeos de hace menos de dos meses, cuando Trump subía en las encuestas sobre un Biden en el piso tras su estrepitoso fracaso en el debate presidencial de fines de junio. El frustrado atentado contra el postulante republicano, el 14 de julio en Pensilvania, le dio un nuevo envión al magnate neoyorquino. Parecía que nada se interponía en su camino de regreso a la Casa Blanca. Ni siquiera una bala.

Pero el binomio Kamala Harris-Tim Waltz revirtió en pocas semanas la desventaja. Ahora el preocupado es Trump.

Más allá de los habituales ataques en materia de economía y migración, el expresidente republicano se burlaba de la edad de Biden y de sus “lagunas” mentales. Ahora, la juventud pasó del lado de Kamala, de 59 años y 19 años menor que su rival. Además, analistas remarcan que la vicepresidenta tiene un sentido del humor que puede llegar a ser un arma secreta en la campaña.

Harris se suele burlar de sí misma, incluso a carcajadas, y no teme reir abiertamente ante las cámaras o en actos públicos. Las ironías de Trump sobre la risa contagiosa de su rival no están dando resultado. La investigadora del humor Eva Ullmann dijo a la Deutsche Welle alemana que “la campaña electoral estadounidense no versa solo sobre el humor. La dupla Harris-Walz tiene una línea política clara, puede hacerse valer y tiene un estatus elevado. No son artistas de cabaret, no quieren competir como tales, pero su humor tiene algo sincero y realista, algo que es atractivo y resulta muy cautivador”.

El psicólogo e investigador de la risa Michael Titze fue más allá: “La critican y entonces ella empieza a reírse a carcajadas de una manera que debilita a sus oponentes. La alegría de Harris es también una forma de comunicación”.

Que va a pasar en la convención demócrata

Este lunes la convención demócrata quedará inaugurada oficialmente con un discurso de Biden. Serán palabras de despedida. Pero ya nadie estará pendiente de si el presidente sufre una inesperada confusión o pierde el hilo de una idea, como le ocurrió en su debate con Trump. Será, más que nada, una participación formal para ratificar su apoyo a la candidatura de su vice y delinear la herencia que dejará de su gestión.

Se espera que unas 50.000 personas, entre delegados, dirigentes, voluntarios y simpatizantes, asistan a la cumbre partidaria en el United Center de la ciudad de Chicago. Todos estarán protegidos por 2500 policías y estrictas medidas de seguridad, en especial para controlar las manifestaciones propalestinas previstas en el área y mucho más tras el atentado fallido contra Trump.

Harris espera el apoyo de los llamados “pesos pesados” del partido. Entre ellos, el expresidente Barack Obama y su esposa Michelle, así como la excandidata Hillary Clinton, la expresidenta de la Cámara Baja Nancy Pelosi o el líder demócrata de la Cámara Baja, Hakeem Jeffreis.

La vicepresidenta subirá el escenario el jueves para aceptar formalmente su nominación. Con aires nuevos y un leve favoritismo en los sondeos, la convención será una oportunidad única para los demócratas de mostrar unidad. Después, empezará la verdadera campaña.

En tres semanas, Harris afrontará su primera gran prueba de fuego. El 10 de septiembre tendrá su primer debate televisivo con Trump en la ABC News. Pero ahora será distinto. No estará Biden para ayudar al candidato republicano. Ahora la que ríe es Kamala.