Algunos de los secretos mejor ocultos de la historia se encuentran bajo la arena. Los grandes desiertos del mundo son algunas de las zonas menos habitables de la Tierra, pero han sido el escenario de civilizaciones milenarias. En ellos yacen restos de ciudades perdidas, tumbas reales y artefactos antiquísimos.

Desde el Sahara africano, hasta los australianos y el de Arabia. Los arqueólogos desvelan constantemente nuevos hallazgos en sus kilómetros de extensión, en especial alrededor de las zonas más fértiles donde algunos grupos lograron asentarse.

Este es el caso del nuevo oasis de 4000 años de antigüedad que fue recientemente descubierto por los científicos del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) en colaboración con especialista de Arabia Saudita.

Oculto por cuatro milenios: ¿cuál es el oasis que descubrieron los arqueólogos?

Se trata del sitio de Khaybar ubicado en el noroeste del Reino de Arabia Saudita. La ciudad principal en su extensión, al-Natah, fue construida aproximadamente en el año 2400 a.C. La misma comprende unas 2.6 hectáreas y supo contener una civilización de 500 personas. 

Los investigadores lograron identificar 50 pequeñas edificaciones que estiman se utilizaron como antiguas residencias y un muro protector de casi 5 metros de altura que rodea toda la urbe: unos 14,5 kilómetros de longitud.

¿Cómo descubrieron este oasis en oculto en el desierto por 4000 años?

Para poder llevar a cabo esta investigación los arqueólogos utilizaron una serie de métodos de detección que incluyen las imágenes satelitales y la fotografía aérea, la prospección sistemática (recorridos exhaustivos del área de estudio) y las excavaciones. 

Además, el equipo contó con un sistema de creación de mapas detallados y software de diseño asistido por computadora para registrar la ubicación y las características de las edificaciones. También utilizaron fotogrametría, que consiste en tomar imágenes de alta resolución y manipularlas para crear modelos tridimensionales de análisis.

Finalmente se emplearon diferentes técnicas de datación como el uso del radiocarbono para determinar la edad de los vestigios encontrados, a su vez que un análisis de los datos recopilados a través de un Sistema de Información Geográfica (SIG).