Una niña de Chicago inventó un utensilio especial que, al mejorar la calidad de vida de las personas con esta enfermedad neurológica, se convirtió en un producto que recorre el mundo; conocé su historia en esta nota
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico que avanza de manera progresiva, afectando gravemente la capacidad de movimiento. Esta afección se manifiesta a través de temblores, rigidez en los músculos y dificultades en la coordinación motora. A medida que la enfermedad avanza, actividades cotidianas que antes eran simples, como tomar un sorbo de una taza, se transforman en tareas complicadas. Fue precisamente para enfrentar este desafío que Lily Born, motivada por la experiencia de su abuelo con la enfermedad, decidió crear un recipiente especial. Este innovador diseño, inicialmente pensado para facilitar la vida de su abuelo, terminó superando las expectativas y convirtiéndose en un éxito comercial, generando millones de dólares.
Todo comenzó cuando Lily tenía nueve años y observó las dificultades de su abuelo para beber sin derramar el líquido debido a los temblores habituales causados por el Parkinson. Cabe señalar que esta enfermedad no solo provoca temblores, sino que también puede causar rigidez muscular y una disminución del movimiento, lo que complica realizar ese tipo de tareas. Con el deseo de ayudar a su familiar, la menor ideó la Kangaroo Cup, una taza innovadora que evolucionó con el tiempo para hacer frente a estos desafíos.
El proceso de este ingenioso invento
Con solo nueve años, Lily comenzó a desarrollar la idea de una taza que proporcionara mayor estabilidad. La primera versión de la Kangaroo Cup era simple pero efectiva, ya que consistía en una taza de plástico con tres patas que ofrecían una estabilidad adicional, evitando que se volcara fácilmente. Esta funcionalidad permitió a su abuelo beber sin problemas y le devolvió parte de la autonomía que había perdido debido a la enfermedad.
El éxito de la Kangaroo Cup no pasó desapercibido para la familia Born, teniendo en cuenta que Joe, el padre de Lily, reconoció el potencial del invento y decidió apoyar a su hija en la comercialización del producto. Para financiar la producción a mayor escala, lanzaron una campaña de crowdfunding (financiamiento colectivo) en Kickstarter. Para su sorpresa, la respuesta fue abrumadora, con personas de todo el mundo apoyando el proyecto y valorando la ingeniosa invención por su capacidad de mejorar la vida de quienes enfrentan desafíos similares.
La Kangaroo Cup se convirtió en un éxito en todo el mundo
Animados por el éxito de la campaña, Lily y su padre viajaron a Jingdezhen, China, conocida por su producción de cerámica, para perfeccionar el diseño y encontrar un fabricante adecuado. Sin embargo, se dieron cuenta de que la cerámica no era lo suficientemente resistente para el uso diario que la Kangaroo Cup necesitaba. En lugar de rendirse, optaron por rediseñar la taza con plástico de alta calidad, lo que resultó en un producto más duradero y funcional.
El invento demostró ser mucho más que un simple utensilio doméstico, puesto que se convirtió en una herramienta esencial para mejorar la calidad de vida de las personas con Parkinson y otras afecciones que afectan la coordinación. Este producto, nacido de la empatía de una niña hacia su abuelo, alcanzó un impacto global significativo, ya que facilita las tareas cotidianas, devolviendo dignidad y autonomía a miles de personas. Así, la Kangaroo Cup no solo cumplió con su propósito inicial, sino que también inspiró a otros a buscar soluciones innovadoras para desafíos similares, dejando una huella duradera en la vida de quienes más lo necesitan.