Este sábado se cumple un nuevo aniversario de la tragedia que envolvió a la Escuela Secundaria Número 2 Islas Malvinas. Qué ocurrió esa mañana y qué es de la vida de Rafael Juniors Solich, el asesino.
Rafael Juniors Solich se despertó el 28 de septiembre del 2004 como si fuera un día más, se puso el uniforme y caminó las cuatro cuadras que lo separaban de la Escuela Secundaria Número 2 Islas Malvinas de Carmen de Patagones. Una vez allí, formó en el salón central para el saludo, ingresó al aula, se colocó delante del pizarrón, sacó del bolsillo de su campera un arma y, precisamente a las 7.35 asesinó a tres compañeros.
El chico de 15 años, aparente víctima de bullying, vació el cargador de su pistola Browning 9 milímetros, que había tomado de entre las cosas de su padre, un agente de la Prefectura Naval. De los 13 disparos que efectuó, 11 alcanzaron a los jóvenes, dejando un saldo de tres fallecidos y cinco heridos.
Eran estudiantes del primer año del ciclo Polimodal de la escuela. Todos se encontraban esperando al profesor de historia para que dé la clase, hasta que los disparos pusieron de luto a la comunidad y cambiaron la historia del colegio y sus alumnos.
Lejos de terminar allí, decidió cargar el arma nuevamente y salió del aula para continuar con lo que, luego, se conocería como la Masacre de Carmen de Patagones. No obstante, cuando intentó asesinar a Bocha, el kiosquero del colegio, el revólver se trabó y un amigo suyo aprovechó para derribarlo contra el piso, mientras que otro compañero tomó el arma y fue directo a la dirección.
Las lágrimas no tardaron en escapar de sus ojos por lo que había hecho, y luego de un rato se puso a deambular por el lugar. José Morón, padre de un estudiantes de tercer año, lo encontró horrorizado y le preguntó: "¿Qué hiciste, pibe?", mientras las sirenas de patrulleros y ambulancias se acercaban al establecimiento. "No sé lo que hice, pero te juro que no tengo más nada", contestó.
Tras un llamado urgente de las autoridades escolares, la Policía se hizo presente en el lugar a los pocos minutos. Juniors, en un claro estado de shock, caminó hacia los oficiales y se entregó sin ejercer ningún tipo de resistencia.
Federico Ponce, Evangelina Miranda y Sandra Nuñez murieron esa fatídica mañana en la escuela bonaerense. Natalia Salomón, Pablo Saldías, Rodrigo Torres, Nicolás Leonardi y Cintia Casasola sufrieron heridas graves, pero lograron sobrevivir.
Qué es de la vida de Rafael Juniors Solich
Tras el tiroteo, la Justicia declaró a Juniors inimputable ya que tenía 15 años en ese momento. Alicia Georgina Ramallo, jueza de Menores en turno en el Departamento Judicial de Bahía Blanca, lo eximió de culpa y cargo. Él declaró ante la magistrada no saber lo que había hecho aquella mañana, dijo que su vista se nubló y todo pasó muy rápido.
El día antes de la masacre, contó que había tenido una fuerte pelea con su padre, con quien además tenía una relación complicada. "Discutí con mi papá y me dijo algo que no me gustó", fue la frase que lanzó ante la jueza. Después del altercado, fue a escondidas al cuarto de sus padres, buscó entre lo alto del placard y retiró el arma y tres cargadores completos de balas que descansaban dentro de una bolsa.
Juniors Solich hoy tiene 35 años y un hijo, cuya madre conoció durante su internación. Al principio permaneció en el Instituto de Menores El Dique, ubicado en Ensenada. Dos años después, fue llevado hacia el neuropsiquiátrico Santa Clara, en la ciudad de San Martín, y luego terminó en un clínica para adultos ubicada en La Plata, donde aún sigue.
Durante su tratamiento recibió el apoyo de su madre, Ester Pangue Mancilla, y aunque espera ser dado de alta, esto parece estar muy lejos de ocurrir.