En un escenario de falta de inversiones y retraso tarifario, en el horizonte es que aparece una amenaza de cortes ante una mayor demanda. Nadie quiere pagar el costo político de que falte electricidad.
Ya es prácticamente oficial. Cuando aumenten las temperaturas y suba la demanda, probablemente entre los últimos 20 días de enero a la primera quincena de febrero, habrá cortes. Javier Milei ya la aceptó. Y lo único que reclama el presidente a esta altura, es que los daños causados, especialmente los políticos en la apertura de un año electoral, bombardeen lo menos posible la opinión de los votantes sobre su gestión.
Y, fundamentalmente, que los culpables que señale el público y los usuarios afectados sean los gobiernos anteriores que, supuestamente, no invirtieron. O no crearon las condiciones para que los privados lo hagan.
Saben en el Ejecutivo que, ante el primer corte, aparecerán las voces críticas de la oposición sobre la gestión del oficialismo actual; con el argumento que, pese a que las tarifas aumentaron casi el doble que la inflación, no se consiguieron las inversiones necesarias para que no haya cortes de luz.
Algo de estas embestidas fueron adelantadas por el kirchnerismo este fin de semana, en la voz de Máximo Kirchner, quien desplegó el silogismo sobre que con el actual nivel de tarifas serían imperdonables que haya cortes.
Los analistas técnicos y fiscales explican que pensar de esta manera es una construcción equivocada. Y a la que le falta conocimiento o buena fe. Fiscalmente, se explica que el incremento tarifario no tiene que ver con la rentabilidad o ganancias de las empresas, sino únicamente con la disminución de subsidios aplicados a las tarifas de luz y gas. Y que el dinero que los clientes de las compañías pagan de más desde diciembre del año pasado, son fondos públicos que se retiraron del aporte a las tarifas.
Por otro lado, las compañías no tuvieron un incremento en su rentabilidad, sino simples actualizaciones inflacionarias. Analizando el problema con un poco más de continuidad, las empresas de generación, transporte y distribución eléctrica afirman que invertir los miles de millones de dólares necesarios para garantizar la oferta a una demanda creciente (aun en recesión o saliendo de ella), requiere la habilitación de la toma de deuda voluntaria en los mercados financieros internacionales. Algo que en la Argentina de hoy con un riesgo país por arriba de los 1.300 puntos básicos y un cepo a plena vigencia, sólo es posible para las empresas que operan en Vaca Muerta.
Como sea, admiten en el Gobierno que estos son argumentos para el “Círculo Rojo”. Y que el consumidor final solo verá que las tarifas crecieron de manera exponencial, superando la inflación y llevándose cualquier alternativa de mejora salarial real, y que los cortes pueden competir en calidad y profundidad con los del final de la gestión alfonsinista.
Ante esto, y con cierta resignación, desde el Gobierno se busca que el problema se encapsule lo máximo posible.
Con este panorama, en las últimas horas circuló dentro del Ejecutivo un paper de trabajo sobre la marcha de la situación. Ese informe, al que tuvo acceso en exclusiva MDZ, reza lo siguiente:
Se requiere la rehabilitación de centrales generadoras, que están al final de su vida útil.
Uso de la Reserva Estratégica para utilización de las horas remanentes en momentos de máxima exigencia del sistema.
Que aquellos consumidores que están cerca de completar las horas de uso para llegar a una parada por mantenimiento, ahorrar horas de uso, utilizando otra generación, para asegurar tener horas disponibles en el momento de mayor demanda (verano).
Usar todas las instalaciones de reserva del SADI de generación y transporte en los momentos de mayor exigencia de la demanda.
Estar alertas a todas aquellas generadoras que no se encuentran en servicio y están previstas para reemplazar a alguna otra por falla (por ej. transformadores de Transener).
Incentivar la instalación de sistemas de control y/o compensación con el fin de evitar colapsos de tensión.
Sistemas de Control y/o Compensación, en verano, especialmente en el NOA y NEA, debido al uso de equipos de aire acondicionado de baja eficiencia, se producen los llamados "colapsos de tensión", que provocan pérdida de demandas masivas. Este fenómeno se minimiza instalando "compensación reactiva" (que en muchos casos ya no es suficiente) o "sistemas de control" que permitan cortar demanda evitando llegar al "colapso".
Buscar, por parte de CAMMESA más oferta de energía.
Fomentar la utilización de mecanismos de swaps de energía con los países de la región.
De los aproximadamente 40.000 MW declarados como disponibles, solo 31.000 lo estuvieron el verano pasado.
En el AMBA, la red de EDESUR sufrirá los peores efectos de los cortes y mayores protestas sociales.
Los cortes en el interior del país (Patagonia, NEA y NOA) van a ser mucho más severos que en el AMBA, Córdoba y Mendoza.
Las redes de las distribuidoras –excepto Cuyo- no están en condiciones de soportar picos.
Los pronósticos de temperaturas medias para la mitad centro norte del país están por encima de la media, similares al verano anterior.
La Red de Transporte de 500 KW está al límite de su capacidad y, cualquier situación que genere un “evento simple” puede dejar sin energía un grupo importante de provincias.
Se recomienda simular un Arranque en Negro Real para todo el país antes del verano.