Se esperaba que con el descenso de la temperatura desaparecieran los mosquitos. Sin embargo, esto no ocurrió y las picaduras siguen generando malestar a los ciudadanos de Buenos Aires y el AMBA.

Luego de la epidemia de dengue, que generó gran preocupación en el país por los altísimos registros de casos y fallecidos por el virus portado por el Aedes Aegypti, se esperaba que bajaran las temperaturas para que desaparecieran los mosquitos y cesara el alerta epidemiológico.

El frío llegó, y sin embargo en la Ciudad Autónoma y el Área Metropolitana de Buenos Aires se observa en los últimos días una nueva invasión de mosquitos que trajo aún más incertidumbre en la población. ¿Cuál es la razón para que continúe la proliferación de estos insectos?

Dos especialistas del Conicet, Sylvia Fischer y María Victoria Micieli, explicaron las razones de este fenómeno que también ocurrió en el pasado mes de diciembre, y que requiere continuar tomando medidas de prevención y estrategias de control.

En primer lugar, las especialistas aclararon que la especie que se observa no es el Aedes aegypti, transmisor del dengue, sino el Aedes albifasciatus, también es conocido como "mosquito charquero", "zancudo callado" o "mosquito de la inundación”, y que surge como consecuencia de las persistentes lluvias.

"Los llamamos ‘mosquitos de inundación´ porque justamente desarrollan sus larvas en charcos o cuerpos de agua temporarios que se inundan a partir de las lluvias”, había indicado en diciembre pasado Fischer, investigadora del Conicet en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires y en el Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Según describió, este tipo de mosquitos, que está circulando ahora con más abundancia, tiene una distribución muy amplia en Argentina, que va desde Tierra del Fuego hasta el norte del país. 

Por su parte, Victoria Micieli, investigadora del Conicet en el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores, destacó que cuando se forman charcos o cuerpos de agua, los huevos que estaban enterrados en la tierra eclosionan. "Primero pasan por un estado de larvas y al llegar a un estado adulto, van a ir a buscar sangre para alimentarse”, señaló.

Entre las características que tienen estos mosquito, las especialistas destacaron su ámbito natural silvestre, generalmente en toda la región húmeda pampeana, lo que hace que piquen a distintos animales, incluyendo el ganado. "Están adaptados para atravesar estas pieles más gruesas. Por eso percibimos que su picadura es más fuerte y nos parecen incluso más agresivos (que otras variedades)", afirmó Fisher.

Esto hace que la molestia sea aún mayor en las personas a las cuales pican, sumado a que en los últimos días, la cantidad de insectos que se observan en CABA y AMBA es mucho mayor a la de los días anteriores. 

Para la investigadora del Conicet, es muy posible que esta invasión de mosquitos perdure algunas semanas más por su resistencia al frío, aunque aclaró que su ciclo de vida es más corto. Las proyecciones indican que probablemente para fines de junio o principios de julio, los charcos temporales que se generaron con las lluvias, sequen toda su humedad y las larvas mueran.

Más allá de que no reviste la peligrosidad por no transmitir el dengue, Fisher destacó que la especie Aedes albifasciatus está vinculada con la transmisión en mamíferos del virus de la encefalitis equina del oeste, del cual ahora hasta hace unos meses hubo un brote importante en caballos en toda la zona centro y norte del país. 

Si bien recomendó el uso del repelente para evitar las picaduras de los mosquitos de inundación, “no es que sea tan extremadamente efectivo para estas especies, que suelen ser resistentes y muy ávidas de picar", dijo. "Lo recomendable es que se baje el nivel de actividad al aire libre por unos días y que, en caso contario, se utilice más ropa que genere una barrera física en la mayor parte del cuerpo para evitar las picaduras”, puntualizó.