Las universidades nacionales vuelven a poner el grito en el cielo por la situación salarial.
La relación entre el Gobierno y las universidades se mantiene tensa luego de que varias instituciones hayan declarado la emergencia salarial para sus docentes y no docentes, tal como ocurrió con la UBA y la UNC, entre otras. De hecho, se especula con que los sueldos reales caerán a los valores del año 2005.
Ya han experimentado caídas mayores a las del promedio del sector público e incluso a la sufrida por los trabajadores no registrados. No obstante, sin una recomposición significativa de cara a los próximos meses, la inversión en el sistema universitario, con relación a PBI, tendrá un golpe muy duro.
Los datos fueron arrojados por el informe "El financiamiento universitario argentino: anatomía de un derrumbe", elaborado por Javier Curcio y Julián Gabriel Leone, del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Se lo difundió justo un día después del paro masivo que impidió en la UBA y otras universidades nacionales más el comienzo de un nuevo ciclo lectivo.
Tras la masiva marcha del 23 de abril, el Gobierno ordenó reforzar el gasto de funcionamientos, que enfrentaba una licuación real del 60%, pero representó sólo el 3,3% del total del programa presupuestario "Desarrollo de la Educación Superior" durante 2022 y el 5,5% en 2023.
Cabe aclarar que el 85% del presupuesto total universitario va dirigido a lo que son los salarios: docentes, investigadores, directivos y personal administrativo no docente, destacándose la función de producción educativa como fuertemente intensiva en mano de obra. Por ello la emergencia salarial no es un tema menor y afecta a todo el sistema.
Los salarios universitarios, según denuncian, son la principal válvula de ajuste efectiva sobre los fondos que recibe el sistema. A diciembre de 2023, los sueldos universitarios se ubican 55 puntos porcentuales por debajo de la inflación acumulada, hasta julio de 2024. Por su parte, el Índice de Salarios relevado por el Indec, muestra una actualización a mayo del conjunto de los salarios públicos 14 puntos porcentuales por encima de los sueldos universitarios en el mismo período.
En cuando a los últimos ajustes paritarios del personal civil de la nación, al mes de julio señalan una recomposición del 96% desde diciembre, frente a un 81% para los trabajadores universitarios. Además, se ve que la evolución de los sueldos docentes resulta todavía más desfavorable que la de aquellos trabajadores no registrados.
De hecho, el programa presupuestario Desarrollo de la Educación Superior presenta una caída real en lo que va del año del 31,5% respecto al año anterior y de casi un 25% en referencia a igual período en 2022. Y los gastos de funcionamiento también presentan una caída acumulada del 35% interanual real, que incluso supera al descenso del 25% real en la asistencia financiera a hospitales universitarios.