Personal científico ya comenzó a capacitarse para este gran avance, que se pondrá en órbita en 2025.
Los desarrollos científicos en Argentina dan mucho de qué hablar ante el mundo. Un ejemplo de ello son los avances que tuvieron lugar en la sede central de INVAP S. E., ubicada en Bariloche y conocida por los prestigiosos proyectos generalmente creados a pedido de empresas de otros países. En 2014, sin embargo, dio inicio a una iniciativa suya: un satélite, único en su tipo, cuyo objetivo será el monitoreo de la salud de los océanos y que promete ser revolucionario.
Originalmente, este nació bajo un acuerdo entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) de Argentina y la Agencia Espacial Brasileña (AEB). No obstante, como el organismo extranjero se enfocó en otros programas, quedó en manos argentinas la creación del Satélite de Aplicaciones Basadas en la Información Ambiental del Mar (SABIA-Mar), una continuación del SAC-D Aquarius pero enfocado en estudios del mar.
Medio ambiente: cómo trabaja el satélite argentino
El objetivo principal de esta misión es el estudio del color del mar argentino, su turbidez, coeficiente de dispersión, entre otros, para así mostrar la salubridad del mismo. Cabe destacar que las masas de agua son uno de los grandes absorbedores del dióxido de carbono. A su vez, también puede obtener información sobre cuerpos de agua internos, como lagos y lagunas.
Este revolucionario satélite está siendo construido en la sede de Bariloche, a orillas del lago Nahuel Huapi y al pie de la Cordillera de los Andes. La investigadora principal de dicha iniciativa es Carolina Tauro, de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales.
Funcionará a partir de una serie de cámaras internas, las cuales están siendo empleadas dentro de la compañía rionegrina. Serían altamente sensibles al rango visible del espectro electromagnético, lo que les permite registrar incluso las más mínimas variaciones en la tonalidad del agua.
Por ejemplo, si hay una alta concentración de clorofila, que es el pigmento verde de las algas, este satélite lo marcará y enviará señales advirtiendo sobre la cantidad de fitoplancton, el primer eslabón de la cadena trófica marina y un indicador ambiental crucial para monitorear las consecuencias del calentamiento global.
El mismo está en construcción en el país bajo participación de instituciones públicas y empresas del sistema científico y técnico nacional, tales son: INVAP, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), entre otros. Su puesta en órbita está prevista para el año 2025.
Ya tres científicas y un ingeniero del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) participaron de un entrenamiento acerca de las técnicas para la calibración y validación de imágenes satelitales del color del océano mediante la adquisición de los datos in situ.
Por lo tanto, la misión SABIA-Mar será brindar información valiosa para los ámbitos científico, productivo y de toma de decisiones. Proveerá de productos para el estudio de la productividad primaria del mar, los ecosistemas marinos, el ciclo del carbono, la dinámica de las aguas costeras, el manejo de recursos pesqueros y la calidad del agua en costas y estuarios. Se trata de un avance clave en términos medioambientales.