Luego de un primer set arrollador, el serbio bajó su nivel y el español estuvo cerca de igualar el partido. Sin embargo, el dos del mundo, puso las cosas en lugar y se quedó con el duelo (6-1 y 6-4).
Rafael Nadal se estrelló ante el serbio Novak Djokovic, arrollador casi todo el partido, y dio por terminada su participación en el torneo individual de los Juegos Olímpicos París 2024 superado en todos los sentidos, por 6-1 y 6-4. En el duelo más desnivelado de la historia entre ambos, el ganador de veinticuatro Grand Slam tardó una hora y 43 minutos en cerrar su victoria y citarse en tercera ronda con el vencedor del choque entre el alemán Dominik Koepfer y el italiano Matteo Arnaldi.
Fue el trigésimo primer triunfo del serbio ante el español en los cara a cara que han mantenido a lo largo de la historia. Pero el más doloroso. Nadal ganó en veintinueve. El treinta nunca estuvo cerca. Estuvo a la altura el público de París, que a lo largo del juego intentó reanimar a una leyenda que ha hecho suya.
Ganador catorce veces sobre la arcilla francesa, se resistió el gentío a que Nadal tuviera un final así. Un adiós que llega como algo natural. Pero fue desgarrador por momentos el panorama. Un Nadal sin opción, sin argumentos y sin fuerzas. En manos y al antojo de su mayor rival. El atisbo de reacción del segundo set, cuando mantuvo el tipo con 4-4, fue un espejismo, una ilusión que dignificó el talante del español siempre de cara al partido, de pie, a pesar de la autoridad que desplegaba con su juego el serbio.
Fue un regalo de los Juegos este clásico, un choque que no hace mucho se disputaba para definir un título y que esta vez solo sirvió para acceder a tercera ronda. Lo logró Djokovic con una autoridad que lo acerca al objetivo de ganar el oro olímpico que falta en su palmarés para formar parte de los que presumen del 'golden slam', como Agassi, Graf, el propio Nadal y Serena Williams.
El balear, una leyenda, un caso único en Francia, asume su despedida. Se aferra en los Juegos Olímpicos al dobles, junto a Alcaraz. El futuro, su continuador. Es ahí ahora donde espera el podio y las últimas gotas de su aroma en París.