En 2009, la carrera más dura del mundo disputó la primera de sus diez ediciones sudamericanas. El fervor de la gente sigue siendo recordado y el director de la competencia, David Castera, reveló su nostalgia por aquellos años

(Desde Arabia Saudita) Las bocinas de los camiones que erizaron la piel aquel viernes 2 de enero de 2009 en la largada simbólica en la Avenida 9 de Julio, fue una especie de utopía hecha realidad. Esos gigantes que solo llegaban a la Argentina por imágenes televisivas o fotos, de repente eran tangibles, como el resto de los vehículos con los coches y las motos, esas máquinas de dos ruedas que son la esencia del Rally Dakar. Entre el 3 y 18 de enero de 2009, la carrera más dura del mundo llegó a Sudamérica. Nuestro país tuvo un rol protagónico y el fervor popular generado impactó para siempre.

Luego de la suspensión de la edición 2008 por las amenazas terroristas de Al-Qaeda en Mauritania, la empresa que está a cargo de los derechos comerciales y promoción de la carrera, Amaury Sport Organisation (ASO), debió buscar nuevos rumbos. Ya en 2007 hubo un primer contacto y el actual director del evento, David Castera, lo recordó en una rueda de prensa con medios latinoamericanos de la que formó parte Infobae. Fue en el campamento en Bisha, epicentro de las primeras cinco etapas del evento que por sexto año seguido se lleva a cabo en Arabia Saudita.

“Argentina es un país que lo tiene todo”, admitió. Este medio pudo saber que en 2007 fueron esos contactos iniciales con el Gobierno y la respuesta fue positiva. La pelota la tuvo ASO y una vez que se truncó la carrera de 2008 nuestro país tuvo la prioridad. Se le adjudicaron nueve de las 15 etapas para la edición de 2009 y las restantes fueron para Chile.

Una multitud acudió a esa largada simbólica que fue por la noche. Consistió en un desfile de los vehículos desde el parque de asistencia ubicado en La Rural hasta el Obelisco. Se habló de un millón de personas que se sumaron al costado de las vallas desde Palermo hasta el centro porteño.

El fenómeno de la explosión de la gente se repitió durante toda la carrera y los competidores no pudieron creer lo que vieron. No solo el público se acercó a las rutas y calles a verlos, sino también a los recorridos pese a las complicaciones para llegar hasta allí ya que cabe recordar que el Rally Raid es una competencia a campo traviesa, a diferencia del rally que se disputa por caminos de ripio o de asfalto y el acceso es menos complicado. Se sumó la hospitalidad de los argentinos hacia los protagonistas con una calidez que hasta ese momento nunca habían recibido.

“El Dakar le debe mucho al TC“, dijo el recordado Juan María Traverso en una entrevista en revista CORSA en 2017. La apreciación del Flaco de Ramallo fue atinada haciendo alusión a aquellas carreras en ruta en la que la gente iba a ver pasar a sus ídolos. Ese fenómeno popular forma parte de nuestra idiosincrasia quedó reflejado con el acompañamiento de la gente.

También ayudó el clima y la época del año: miles de niños y jóvenes que ya habían terminado sus clases fueron acompañados por sus padres en una salida familiar que se incorporó a los planes de los argentinos hasta 2018, el último año que la mítica competencia corrió en nuestro país.

Castera se refirió a aquella inolvidable primera vez en 2009 y mostró su nostalgia: “Nunca lo hemos visto y nunca lo vamos a ver más y es lo que guardo yo en mi cabeza”.

Más tarde, en el final de la primera etapa disputada en Bisha, este medio habló mano a mano con el ex piloto francés, quien amplió sus conceptos sobre lo que fueron los años en Argentina. “Me gustó mucho el país”, recordó quien vivió dos años en Buenos Aires en el periodo de las primeras ediciones sudamericanas. “Fue una experiencia muy linda. Pero, principalmente, porque Argentina lo tiene todo: hay mar, montaña, desierto y el llano”.

Del público, indicó que “lo de la gente fue algo muy especial. Al inicio hemos tenido un millón de gente en todos lados. Fue algo espectacular”.

En esa primera edición hubo un argentino que fue protagonista y elevó la llama que se encendió por el Rally Dakar. Se trata de Marcos Patronelli, quien también fue el primer compatriota en ganar una etapa y luego logró tres triunfos en la clasificación general en 2010, 2013 y 2016. Su hermano Alejandro lo hizo en 2011 y 2012. En una entrevista con Infobae, Loquillo habló sobre aquella experiencia: “Era algo muy diferente a lo que yo hacía y pensaba que el cuatri me tenía que llevar, que no se tenía que romper y no tenía que pasar nada”.

El furor de la gente duró hasta el último día, aquel sábado 18 de enero. El enlace desde Santa Fe hasta Buenos Aires volvió a entregar las postales de una multitud a la vera del camino o ya arriba de los puentes en la autopista Panamericana. El calor popular impactó para siempre a los competidores cuya mayor parte son europeos. Fue el gesto del público, tuercas o no, que acompañó un evento de élite mundial y cuya primera visita fue un hecho histórico.

Desde 2020 la carrera dejó Sudamérica y se mudó a Arabia Saudita. Atrás quedó la calidez del argentino y de otros países que arroparon el evento. Fue el marco de una fiesta inolvidable que superó lo deportivo.