En las últimas horas, Ca7riel y Paco Amoroso fueron parte del clásico late nite show de los Estados Unidos, sumándose a la exclusiva lista de artistas locales en llegar a esa pantalla

Una mancuerna en alto. Un gesto de fuerza. Una declaración de intenciones. Así comenzó la presentación las últimas horas de Ca7riel y Paco Amoroso en The Tonight Show Starring Jimmy Fallon, a pocos días de su aterrizaje en el desierto californiano de Coachella. Pero aquella noche no hubo polvo ni sol, sino luces de estudio y una escenografía cargada de tensión performática. “From the new EP”, anunció Fallon con esa sonrisa perpetua de showman. Y la música hizo lo suyo: “El Día del Amigo” estalló con toda la crudeza y el frenesí que caracteriza a este dúo inclasificable.

La canción, extraída del álbum Papota, no fue solo una interpretación en vivo. Fue una escena. Una pieza de teatro electrónico, de hip hop barroco, de funk posmoderno. Los músicos, acompañados por una banda completa con batería, sintetizadores, guitarras, bajo y voces de apoyo, construyeron un muro de sonido que sacudió el estudio 6B.

Con esa actuación, se sumaron a una lista cada vez más nutrida —y cada vez más audaz— de músicos argentinos que desembarcan en Fallon, el último bastión de la cultura pop televisiva estadounidense.

Era abril de 2021 cuando una joven de Rosario se convirtió en símbolo de una hazaña cultural impensada décadas atrás: Nicki Nicole, con apenas 20 años, cruzó el umbral de la televisión norteamericana y pisó uno de los escenarios más icónicos del entretenimiento global. Vestida con la seguridad de quien sabe que lleva consigo el peso de una generación, emergió en el escenario con un medley que no solo presentó su talento, sino que también proclamó con fuerza la llegada de la nueva ola musical latinoamericana.

“Wapo Traketero” fue el inicio, pero no fue un viaje en solitario. Lo acompañó Lunay, el reggaetonero puertorriqueño, para estrenar en vivo “No toque mi Naik”, una fusión que representó no solo una colaboración artística sino una síntesis del pulso joven del continente. Fue, además, la primera vez que Nicki actuó con una formación que incluía coros y una sección de vientos. Una pequeña orquesta urbana que llenó el estudio con el eco de los barrios de Rosario y San Juan, unidos por el beat.

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Horas antes, Nicole Denise Cucco, su nombre real, dejó escrito en sus redes: “Estoy soñando, no me despierten”. Era más que una frase hecha. Era la confesión de una hija del rap y del R&B que años atrás improvisaba en plazas y ahora era anunciada como “una superestrella argentina” por el propio Jimmy Fallon, el hombre que millones de estadounidenses ven cada noche antes de dormir.

Pero el viaje de los artistas argentinos no terminó allí. Bizarrap, el productor surgido de Ramos Mejía, llegó con su gorra inmutable y su estética minimalista en marzo de 2023, esta vez acompañado por una de las voces más reconocidas del pop latino: Shakira. Juntos presentaron la Music Session #53, una pieza de catarsis amorosa y crítica punzante que había quebrado récords apenas horas después de su publicación el 11 de enero de ese mismo año.

El estudio 6B se transformó por completo. Como una escenografía trasplantada desde La Matanza, el equipo de Fallon replicó el set de Bizarrap hasta el mínimo detalle: computadora, luces azules, paneles acústicos. En el centro, la colombiana, vestida de diva y dueña del espacio. El productor argentino, a su espalda, lanzó los beats como un alquimista. Ella, poderosa, lanzó sus versos como cuchillas. El impacto fue inmediato.

El País calificó la presentación como “la actuación más espectacular de Shakira en la televisión de EEUU”, y destacó la presencia en primera fila de Milan y Sasha, sus hijos con Gerard Piqué, testigos del renacer público de su madre. Las redes explotaron. “El abrazo entre Shakira y Bizarrap sabiendo que hicieron historia. La química que tuvieron. Representando a América Latina”, escribió una usuaria. Otra no pudo evitar emocionarseante el símbolo: “Ella en medio de su público, que la ama y la apoya”.

Detrás de cámara, la camaradería entre Fallon y los invitados se selló con un regalo: un mate de madera fileteado con su nombre, ofrecido por Bizarrap. “¿Me están jodiendo? ¡Esto es hermoso!”, exclamó el presentador, fascinado con la pieza artesanal. Una asistente explicó: “No tiene alcohol, es como un té… eso es la yerba mate”. En paralelo, Bizarrap le preguntaba a Shakira: “¿Probaste alguna vez mate, Shaki?”. La respuesta fue inmediata, con una sonrisa: “Claro, estuve con un argentino”.

Y entonces llegó diciembre de 2024. El frío neoyorquino se tiñó de sensualidad y elegancia con la llegada de Nathy Peluso. Enfundada en un conjunto blanco etéreo, la artista nacida en Luján y criada en España presentó fragmentos de su álbum Grasa, acompañada por Blood Orange, en una puesta que osciló entre la performance contemporánea y la confesión íntima.

Nathy Peluso en el programa The Tonight Show de Jimmy Fallon
“Corleone” y “El día que perdió mi juventud” resonaron como un manifiesto artístico. La tela translúcida de su falda flotaba como un fantasma de la infancia perdida, mientras su top negro y el cinturón grueso contrastaban con la fragilidad del atuendo. Sobre su cabeza, una malla plateada de cuentas acentuaba un aire de deidad urbana. La suya fue una aparición, más que una actuación. Un cruce entre el rap visceral, la canción autoral y el performance visual.

En cuatro años, los argentinos cambiaron las reglas del juego. Lo hicieron en inglés, en español, y sobre todo, con el lenguaje universal de la música. The Tonight Show, ese viejo ritual estadounidense de medianoche, también habla con acento latino.