El actor expresó su inconformidad por la eliminación de la película, destacando el impacto creativo y cultural perdido tras una decisión estrictamente empresarial.

Brendan Fraser, quien interpretaba a Luciérnaga en la cancelada película Batgirl, volvió a referirse a la determinación de Warner Bros. de no estrenar el proyecto, a pesar de tener meses de trabajo completados y una producción avanzada. El actor compartió su postura en una entrevista con Associated Press, señalando que la decisión revela un modo de gestión en el que el valor cultural de una obra queda relegado ante criterios financieros.
En la historia del cine son pocas las películas terminadas que nunca llegan al público. Entre los casos más recordados figura The Day the Clown Cried, de Jerry Lewis. En años recientes, títulos como Coyote vs. ACME —que finalmente se estrenará en agosto del próximo año— y Batgirl se sumaron a esta lista de producciones archivadas.
Durante la entrevista, Fraser criticó la lógica detrás de la cancelación: “El producto, o mejor dicho ‘el contenido’, se ha mercantilizado hasta tal punto que resulta más rentable descartarlo y cobrar el seguro que darle una oportunidad en el mercado. Con todo respeto, podríamos estar destruyéndonos a nosotros mismos”, expresó.
El actor recordó la magnitud de la producción: “Toda una película. Tuvimos cuatro pisos de producción en Glasgow. Me asomaba al departamento de arte solo para disfrutar el trabajo del equipo. La tragedia es que hay una generación de niñas que no tendrá una heroína con la que identificarse”, lamentó.
Batgirl habría sido la primera cinta en solitario del personaje, interpretado por Leslie Grace, y contaba con la participación de figuras de renombre, entre ellas Michael Keaton, quien retomaba su papel de Batman. Pese a las expectativas, la película fue cancelada como parte de un ajuste interno de Warner Bros.
La incertidumbre permanece sobre la posibilidad de que Batgirl vea la luz en algún momento, aunque la compañía sostuvo que la decisión estuvo vinculada a criterios financieros y estratégicos. Para Fraser, la pérdida es evidente: además de la inversión técnica y artística, se trata de una oportunidad cultural que quedó relegada a los archivos.
